I Xavier de Vonder
Cap韙ulo IXavier de Vonder
Xavier abri� los ojos, una sonrisa dibujada en su cara. No era un d韆 com鷑. Aunque se hab韆 despertado una hora antes, no se levant� de la peque馻 cama en la que dorm韆 con sus otros dos hermanos. Pensaba en c髆o hubiesen sido las cosas en otro d韆 cualquiera. Para esta hora ya le habr韆n forzado a levantarse; sus hermanos, su padre o su madre, le habr韆n llamado holgaz醤 y le hubiesen sacado a patadas de la cama. Tras atravesar la cortina, se sentar韆 en la mesa a compartir con el resto de su familia un trozo de pan duro y la avena cocida. En un buen d韆, tal vez la avena estar韆 cocida con leche, aunque en realidad era m醩 agua que leche. Tras el triste desayuno volver韆n al duro trabajo de labrar el campo. Con diecis閕s a駉s se le consideraba un hombre y se esperaba de 閘 que rindiera en las labores f韘icas como tal. Tienes que crecer y madurar r醦ido cuando eres pobre, y su familia era muy pobre, al igual que todas las familias de las zonas fronterizas entre los dos reinos. Asediados por las guerras, cada cinco o diez a駉s lo volv韆n a perder todo, no importa cu醤to se esforzaran.Pero pronto las cosas ser韆n diferentes. Mientras se encontraba tirado en cama, fantaseaba con una 閜oca de menos sufrimiento. Ya no tendr韆 que ver la cara preocupada de su padre y su madre cuando se acercaba la 閜oca de pagar impuestos. Cada a駉 la situaci髇 se hac韆 m醩 insostenible. Una moneda de plata para la realeza y otra para la nobleza, due馻 de las tierras y de sus vidas.Record� los momentos en los que sus padres tuvieron que pasar hambre para poder pagar los impuestos. Racionar la comida en un a駉 de malas cosechas era el colmo, sin embargo, no ten韆n remedio. A diferencia de sus vecinos, los De Vonder no ten韆n hijas. Algunas veces las familias pagaban envi醤dolas a 玹rabajar� como criadas en las casas de los nobles o le hac韆n alg鷑 玣avor� a algunos de los caballeros que hac韆n la funci髇 de recaudadores de impuestos a cambio de un poco m醩 de tiempo.Esto era imposible para los De Vonder. O pagaban, o sus bienes eran incautados. Si acumulaban muchas deudas podr韆n perder su casa, entonces s� ser韆 dif韈il sobrevivir. Aun con un techo sobre sus cabezas, la vida era dif韈il. Vivir como un salvaje no era una opci髇, los monstruos y animales salvajes que habitaban en los montes eran una sentencia de muerte... y eso era incluso mejor que ser un vagabundo en las calles del pueblo de Humol, donde abundaban criminales, mercenarios y toda clase de gente de mala vida.Mientras divagaba en estos dolorosos y tristes recuerdos, Xavier volvi� a uno m醩 placentero. Algo se torn� r韌ido en la mitad inferior de su cuerpo. Recordaba algo que vio unos meses atr醩. Renor, el caballero de la ciudad y sus esbirros, hab韆n venido a recaudar impuestos. Sus vecinos no ten韆n las monedas para pagar y su hija mayor, Trina, se ofreci� para 玡ntretener� al caballero a cambio de tiempo.Xavier y su hermano Ferol se escondieron detr醩 de la ventanilla de la habitaci髇 de las chicas y disfrutaron del espect醕ulo. Trina era la quinta de siete hermanos, una chica bien formada y bastante guapa de cara para la miseria en la que se viv韆 en las villas de Humol. No era su primera vez ofreciendo 玸ervicios� a cambio de cierto trato de preferencia. Tanto la chica como el caballero sab韆n que los peque駉s diablillos les estaban espiando, pero nadie dijo ni hizo nada al respecto.Esta era la vida del pobre: levantarse temprano, trabajar hasta que sangren las manos, pasar hambre, miseria y vender el cuerpo si hac韆 falta. Todo para poder sobrevivir otro d韆 y mantener un techo sobre sus cabezas.Pero ya no m醩, las cosas ser韆n diferentes. Xavier volvi� a sonre韗 levant醤dose de la cama, atraves� la cortina que separaba la diminuta habitaci髇 de la cocina/sala/comedor/todo lo dem醩 y se sent� a la mesa de madera. La familia ya hab韆 salido a hacer los deberes. En la mesa, un trozo de pan y una taza de madera. El taz髇 de avena estaba lleno hasta el borde, nadie lo hab韆 tocado. Esto no era lo com鷑. Si llegabas tarde a la mesa, alguna que otra cucharada te robaban tus hermanos, las cosas como son. Esto era casi otro mundo, Xavier era diferente. Todo ocurri� en la medianoche de ese mismo d韆. Se levant� para ir al ba駉. Al principio no se dio cuenta de lo que ocurr韆, pens� que hab韆 llovido y por eso el suelo estaba mojado. No eran extra馻s las goteras en el viejo techo, de hecho, estaba convencido de que llov韆 m醩 dentro que fuera de la casa. Cuando not� sus manos fr韆s y las corrientes de aire a su alrededor, supo que algo pasaba. Los trapos que hac韆n de cortina dividiendo las estancias no paraban de moverse, una extra馻 pero agradable sensaci髇 recorr韆 su cuerpo... MAGIA. Hab韆 magia en la casa, hab韆 magia en 閘.—Pa, Ma, despierten —grit� Xavier excitado.—縌u� ocurre? —se despert� el padre alarmado mientras intentaba encender la lamparilla.—Magia —respondi� Xavier. —縈agia? —El padre, incr閐ulo, miraba al chico. En ese momento la lamparilla de aceite ya estaba encendida y toda la familia estaba en la habitaci髇 principal.Todos se quedaron estupefactos mirando al peque駉 Xavier. Sus manos estaban cubiertas de escarcha, el suelo se humedec韆 tras sus pisadas, una leve corriente de aire mov韆 las telas de la habitaci髇 y no ten韆 sombras. La luz de la lamparilla no creaba una sombra suya en la pared. Las caras de shock pasaron a alegr韆 entre todos los miembros de la familia.—n talento, un talento! —dec韆 la madre—. i ni駉 es un talento! —repet韆 con alegr韆 mientras abrazaba a Xavier con todas sus fuerzas.—hh! —llam� el padre al silencio tras recuperarse de la sorpresa—, vamos a ser cautos —afirm�, intentando mantener la calma.Volvi� a revisar las manos del chico, la escarcha segu韆 all�. Junto a sus pies descalzos, la roca transpiraba y se formaban peque馻s gotas de agua. A pesar de llamar al silencio y la calma, el padre abraz� a su hijo mientras lloraba.Todos sab韆n lo que esto significaba, todas las personas del mundo ten韆n la probabilidad de despertar como magos a los diecis閕s a駉s. Xavier hab韆 tenido suerte, era un talento para la magia, hab韆 玠espertado�, se convertir韆 en mago. Esto lo colocaba a 閘 y a la familia en una posici髇 de nobleza, esto les daba m鷏tiples beneficios, su casa pasaba a ser de su propiedad, ya no tendr韆n que pagar impuestos a la nobleza, solo a la realeza. Adem醩, un mago podr韆 convertirse en un miembro de la corte real de magos, de los reguladores o del Ej閞cito, tener un sueldo y un futuro asegurado. No solo eso. Incluso, si algo le suced韆 a Xavier, el t韙ulo de nobleza permanec韆. Era sabido que las familias con un mago entre sus miembros ten韆n m醩 de un veinte por ciento de probabilidades de tener otro descendiente mago, hab韆 magia en la l韓ea de sangre y eso ten韆 su valor, aunque la fertilidad de los magos era m醩 baja que la del resto de las personas.Todos se quedaron mirando a Xavier un largo tiempo. La escarcha en sus brazos segu韆 subiendo, luego empez� a derretirse y su cuerpo se torn� caliente. La fiebre m醩 alta que jam醩 hab韆 tenido se mantuvo durante una hora, sin embargo, se sent韆 mejor que nunca. Faltaban dos horas para el amanecer cuando todas las manifestaciones de magia desaparecieron. Todos volvieron a la cama a intentar dormir. Los padres no lo lograron, demasiada excitaci髇. Los hermanos de Xavier fueron vencidos por el sue駉 de inmediato. Xavier tard� poco en rendirse al cansancio.S�, ahora todo ser韆 diferente. Mientras Xavier com韆, su madre entr� en la casa. —緾髆o est� mi peque駉 mago? —dijo la madre, sonriente mientras le estampaba un beso en la frente.El chico solo sonri� mientras engull韆 el pan y la avena. No hab韆 necesidad de comer tan r醦ido sin sus hermanos cerca, pero las costumbres son dif韈iles de quitar.—L醰ate, c醡biate de ropa, y ponte tus pantalones de a駉 nuevo —dijo la madre—. Tu padre ya ha ido a ver al se駉r del pueblo, traer� a alguien para que te identifique como talento. —La madre, sonriente, so馻ba con un futuro brillante, se dio la vuelta y volvi� a los quehaceres de la cocina.Xavier acab� de comer y sali� a mirar fuera. El sol ya se hab韆 levantado y empezaba a desatar su furia. A lo lejos se ve韆n las siluetas de los que trabajaban el campo. Incluso desde esta distancia lograba reconocer a sus hermanos y a alguno de sus vecinos. El trabajo era duro, pesado y agotador, el sol calcinaba la piel mientras el sudor empapaba la ropa, peg醤dola al cuerpo. Tras el trabajo; el cansancio, el ardor de los antebrazos y las molestias de la espalda eran la recompensa.La villa de Battey era miserable, la casa en la que viv韆 era decente para el est醤dar de la zona, los De Vonder hab韆n vivido all� por varias generaciones. Era una de las pocas casas con partes de piedra, la cocina y la habitaci髇 principal eran roca s髄ida. El resto era madera. Su padre y su abuelo la hab韆n construido en lo mejor de su capacidad antes de que este 鷏timo muriera, esto explicaba la escasa simetr韆 de la edificaci髇. La mayor韆 de las casas de la villa eran de madera, las m醩 miserables estaban hechas de barro y paja.—Pronto podremos vivir mejor —dijo Xavier para s� mismo. Sali� de la casa y fue al pozo para sacar agua y ba馻rse mientras pensaba en su futuro. En el peor de los casos ser韆 un mago de sombras de clase baja. Estaban a finales del s閜timo mes. Los meses de la Cosecha, que es cuando los talentos se despiertan, van del sexto al d閏imo mes. No era una ley establecida, pero los magos con m醩 habilidades despertaban en los inicios del sexto mes, mientras que los peores magos despertaban a finales del d閏imo mes.—Deber韆 ser un mago de al menos clase media —volvi� a decir mientras se ba馻ba con el agua fr韆 del pozo. Por el momento de su despertar, deber韆 ser un mago de clase alta, pero Xavier no quer韆 hacerse muchas ilusiones. La vida del pobre es dura, te obliga a ser m醩 realista, pero no importaba, incluso si era un mago de sombras de clase baja podr韆 intentar conseguir trabajo en los escuadrones de subyugaci髇. Era un trabajo peligroso, pero bien remunerado.Volvi� a entrar en casa tras el ba駉 y fue a la habitaci髇 en la que dorm韆. Busc� entre sus ropas su mejor vestimenta. Unos pantalones gastados y una camisa descolorida que hered� de su hermano Ferol. No eran m醩 que trapos, pero, al contrario que el resto de sus ropas, no ten韆n manchas, agujeros ni parches de otro color. En sus pies, unas botas destrozadas que alguna vez fueron de cuero, tambi閚 herencia de su hermano.Acababa de cambiarse cuando un carruaje se detuvo frente a la humilde casa. Solo una persona en el pueblo ten韆 carruaje. Tras bajar el padre de Xavier y hacer una reverencia, Efrir de Exel se baj� del carruaje. Era un hombre alto, delgado, de piel morena, nariz fina, pelo liso y largo, una barba en candado bien cuidada y unos ojos verdes claros con una mirada inquisidora.—Vaya, es cierto lo que dec韆s, Euraclio. Hay magia en esta casa —dijo Efrir al padre de Xavier, acerc醤dose al portal de los De Vonder.—Nunca mentir韆 con algo tan serio como esto, mi se駉r —asegur� Euraclio orgulloso. Ser韆 la envidia del pueblo, su hijo era un futuro mago, hab韆 viajado en el carruaje de un noble, era un d韆 glorioso.La madre de Xavier sali� de la casa para dar la bienvenida al se駉r del pueblo. —Mi se駉r —salud� la madre de Xavier con una reverencia. —Ella es mi esposa, Merila, mi se駉r —present� Euraclio.—Es un honor que nuestro se駉r se tome la molestia de venir a nuestra humilde casa —adul� Merila.—No es molestia, es siempre un placer conocer a otro futuro mago —asegur� Efrir con una falsa modestia.Efrir de Exel, aunque de clase muy baja, era un mago de fuego y noble en toda regla. Su familia hab韆 adquirido t韙ulo de nobleza hac韆 ya muchas generaciones. Para su suerte, su linaje se mantuvo como noble gracias a que 閘 mismo y otro de sus hermanos despertaron como talentos y se convirtieron en magos de fuego de clase baja. Aunque no hab韆 llegado a ser se駉r de estas tierras por su habilidad y talento para la magia, sino por su destreza para hacer relaciones con los m醩 poderosos y su forma brutal de explotar a los pobres campesinos. Era un lamebotas profesional y casi un esclavista experto. Para 閘 no eran m醩 que animales de carga, que deb韆n elevar la fortuna de su familia.Unauthorized usage: this narrative is on Amazon without the author`s consent. Report any sightings.Aunque los De Vonder ten韆n un apellido, no eran nobles. O al menos no estaban reconocidos como tales. Muchos campesinos a馻d韆n apellidos a sus nombres para tratar de aparentar mejor linaje, pero nadie les pon韆 ninguna atenci髇, lo dejaban pasar, porque algunos campesinos s� eran descendientes lejanos de alguna familia noble ca韉a en desgracia y desaparecida. Por lo general, el se駉r del pueblo enviar韆 a un caballero con una piedra encantada a confirmar que, en efecto, el joven era un futuro mago. Sin embargo, el hecho de que Xavier fuese el primer talento que despertaba en el pueblo en m醩 de diez a駉s y que despertara en el s閜timo mes era suficiente incentivo para Efrir. El chico ten韆 potencial para llegar a ser un mago de clase media o alta, podr韆 llegar a ser m醩 poderoso que 閘 en un futuro. No perd韆 nada por hacer buenas relaciones con los De Vonder. Adem醩, con un mago en la familia, aunque fuera de clase muy baja, ya eran nobles en toda regla, dado que hab韆 un linaje de magia.—緿髇de est� el peque駉 talento? —pregunt� Efrir.—Por aqu�, mi se駉r —se馻l� Euraclio, invitando al hogar.Efrir mantuvo la calma y ocult� su desagrado hacia la desastrada residencia. Encontraba el lugar repulsivo. Al entrar en la estancia se encontr� lo que esperaba, trozos de roca acomodados como un rompecabezas hac韆n la funci髇 de suelo, un techo de l醡inas de madera y palmas, una vieja mesa de madera hecha de la forma m醩 r鷖tica posible, sillas que solo de verlas causaban dolor a sus posaderas, una estufa de le馻, varios trastes de cocina de hierro fundido cubiertos de holl韓, tazas de madera, cuencos y platos de barro cocido. La quintaesencia de la pobreza y la miseria.De pie en la estancia se encontraba un chico mestizo, de pelo crespo, medir韆 un metro setenta como mucho, bastante delgado, casi esquel閠ico; la falta de grasa corporal hac韆 claramente visibles sus p髆ulos; la cara tostada por el sol le hac韆 parecer m醩 moreno de lo que en realidad era. A鷑 estaba en etapa de crecimiento, pero la mala alimentaci髇 retrasar韆 su desarrollo; vest韆 con unas ropas gastadas y viejas, los pantalones le quedaban cortos y se pod韆n ver sus piernas a pesar de las botas. —Nuestro hijo, Xavier de Vonder —lo present� Euraclio, acercando el chico a Efrir. Xavier era un manojo de nervios, era la primera vez que ve韆 al se駉r de Humol de cerca, sus ropas eran finas y de colores rojo y verde, algunas prendas de plata adornaban el cuello y la pechera de la chaqueta.—Oh, en efecto, un talento interesante, la magia rebosa en ti, muchacho —apreci� Efrir, lleno de envidia. Sus sospechas se confirmaban al verlo en persona. Aunque no lo sab韆 con certeza, el chico ten韆 una esencia m醙ica m醩 intensa que la suya, ahora era f醕il sentir los elementos brotando de su cuerpo. En unos d韆s su magia se estabilizar韆 y se quedar韆 con uno solo de ellos, entonces ya no se podr韆 sentir la energ韆 elemental desprendi閚dose de su cuerpo. El hecho de que un plebeyo pueda ser un mago m醩 poderoso que 閘 era irritante, pero su orgullo de noble no le permit韆 mostrar tales emociones.—Como podr醩 imaginar, estoy aqu� para darte la bienvenida al mundo de los magos. A鷑 falta que tu energ韆 m醙ica se estabilice y te inclines hacia uno de los elementos, pero no cabe duda de que ser醩 un mago —asegur� Efrir, sacando un pergamino y un cristal azul de su fino y delicado traje.—Voy a hacer tu registro. Tu padre me ha dicho que tu despertar fue esta madrugada, por tanto, tardar醩 otros quince d韆s m醩 en estabilizar tu magia. Despu閟 ir醩 a la ciudad real a hacer tu test de afinidad elemental. Espero grandes cosas de ti, chico —inform� Efrir acerc醤dose a Xavier—. Tu pulgar, por favor. El tembloroso Xavier pas� la mano a Efrir, que pinch� su pulgar con una aguja. Una gota de sangre manch� el pergamino y otra el cristal. Tras esto, Efrir tom� el cristal, mir醤dolo fijamente mientras cambiaba de color y se tornaba rojo. Este efecto no ser韆 posible sin sangre de un mago. Efrir volvi� a guardar el pergamino y el cristal, despu閟 sac� dos monedas de plata de su bolsillo y las coloc� sobre la mesa. La idea de darles dos monedas a estos animales le irritaba. Sin embargo, era el regalo que daba el reino a los talentos pobres y el noble due駉 de las tierras ten韆 la obligaci髇 de suplirlo.—Joven Xavier de Vonder, yo Efrir de Exel, se駉r y regente de Humol, en el d韆 veinte del s閜timo mes, del a駉 seiscientos sesenta de la era de la magia, le doy la bienvenida a la sociedad de magos— Toda esta fanfarria no era necesaria, pero a Efrir le gustaba sentirse importante. Miro al chico de arriba a abajo, los trapos que vest韆 le causaban nauseas. —Necesitar� un atuendo m醩 adecuado para su entrada a la torre de la Guardia de la ciudad real. En el d韆 diecis閕s, a mitad del octavo mes, un carruaje vendr� a buscarle, espero que est� preparado. Mi trabajo aqu� est� hecho, ha sido un placer, espero que nos mantengamos en contacto en un futuro —concluy� Efrir, extendiendo la mano a Xavier.—Es un honor para m� conocerle, mi se駉r —dijo Xavier con una reverencia mientras estrechaba la mano del noble. El contacto con la mano sudorosa del chico casi hace a Efrir vomitar. Se vali� de su estoicismo como noble para no dar un espect醕ulo denigrante.En teor韆 ya no hab韆 ning鷑 motivo para que los De Vonder trataran a Efrir como superior, desde el punto de vista de t韙ulo, pero obviamente, unos eran miserables, mientras el otro era el regente y administrador del pueblo. La actitud sumisa de los De Vonder resultaba placentera para Efrir. No todos los nobles eran iguales. Hab韆 nobles de bajo rango, de alto rango, l韉eres de familias poderosas y adineradas, excelencias, miembros de la corte real y, por 鷏timo, los miembros de la realeza.Efrir se retir� a paso firme y 醙il, pero sin dejar mostrar su prisa. —u� asco! —se quej�, mostrando su repugnancia una vez en su asiento, mientras el carruaje se pon韆 en marcha. Efrir se limpiaba las manos con un pa駏elo.Mientras tanto, en casa de Xavier, los padres abrazaban a su extraordinario hijo. Incluso el se駉r del pueblo hab韆 venido en persona. La curiosidad de los vecinos se hizo inmediata. Los hermanos mayores de Xavier abandonaron sus tareas y vinieron a la casa. La noticia sobre Xavier corri� como un fuego en el bosque en oto駉, el chico se convirti� en el h閞oe local al instante. Incluso se hizo una peque馻 celebraci髇 para conmemorar el evento. La villa de Battey ten韆 un mago.Durante la fiesta, varios fogones ard韆n con enormes cazuelas. Un conjunto de tub閞culos, vegetales y carnes de presas del bosque herv韆n para crear la sopa a la que llamaban 玸ancocho�. El pueblo hab韆 dado lo mejor de s� para celebrar la ocasi髇; m鷏tiples vinos caseros de fruta fermentada halagaban el paladar.Xavier ten韆 el puesto de honor, los chicos le miraban con envidia, mientras las chicas m醩 mayores le miraban con deseo. Por su parte, Xavier, ocasionalmente, miraba a Trina. Su voluptuoso y bien formado cuerpo era lo 鷑ico que le distra韆 de la comida. Ya entrada la noche, todos los adultos y algunos j髒enes estaban borrachos. Fue en ese momento cuando Trina aprovech� la situaci髇 para llevarse a Xavier a un lugar m醩 apartado. Aunque los hermanos de Xavier lo notaron, estaban ocupados con otras chicas. Los hermanos de un mago eran m醩 apetecibles que el resto de los chicos presentes. Si un miembro de la familia era mago, tal vez los hijos del resto ten韆n alguna posibilidad.Trina y Xavier se besaban en el granero, las manos del chico recorr韆n todo el cuerpo de la joven. Sin embargo, esta lo deten韆 cuando se acercaba a las zonas m醩 韓timas.—No es un buen d韆, vamos a dejarlo para despu閟 —le detuvo la chica, levant醤dose.Xavier se qued� a solas y confundido en el granero. Tras calmar su frustraci髇, volvi� a la fiesta. La noche trascurri� sin mucha novedad, entre cantos, bailes, risas y alcohol. A la ma馻na siguiente a la celebraci髇, Xavier volv韆 a despertarse tarde. Sus hermanos ya hab韆n partido al campo a realizar sus deberes. Ning鷑 miembro de la familia quer韆 que Xavier participara de las actividades del campo. Si algo le suced韆 a un futuro mago por algo tan insignificante como unos cultivos, ser韆 una tragedia.Al llegar a la mesa le esperaban su trozo de pan y su taz髇 de avena... con canela. Era todo un lujo, las especias eran muy caras.—緾anela? —pregunt� Xavier.—Un peque駉 regalo de uno de los vecinos —explic� Merila.Muchos vecinos quer韆n ganar el favor de una familia de futuros nobles, que acababan de recibir una visita del se駉r del pueblo y que adem醩 ten韆n un futuro mago. Xavier no le dio importancia y disfrut� del agradable detalle.—Tienes que ir a comprar tu ropa —mencion� Merila, sonriente—. Ahora eres de la nobleza y debes vestir de acuerdo a tu estatus. —Estaba orgullosa de su hijo.Una hora despu閟, Xavier y Euraclio fueron al centro del pueblo. Para ese momento ya la noticia hab韆 llegado a todos los rincones de Humol. El centro del pueblo era diferente a la villa, todas las casas y edificaciones eran de piedra y con techos de tejas, hab韆 varios comercios, los caminos estaban pavimentados con piedra, la gente vest韆 con ropa de colores vibrantes, no con los harapos que se usaban en las villas, y alg鷑 carruaje pasaba de vez en cuando trasportando a alg鷑 noble o mercader con dinero. Padre e hijo fueron a una sastrer韆, eligieron un traje bastante est醤dar, aceptable para un noble de bajo rango, pero que se pod韆 diferenciar f醕ilmente de un campesino. Les cost� una moneda de plata. Tanto Xavier como Euraclio sufrieron en el alma al despedirse de la valiosa moneda por solo unas piezas de ropa. La moneda de plata que les quedaba se usar韆 para pagar los impuestos de la realeza. La familia podr韆 respirar el a駉 siguiente. Tras volver a casa, Euraclio invit� a su hijo a su habitaci髇.—Este es el tesoro secreto de nuestra familia. —Euraclio le mostr� un anillo de bronce que nunca hab韆 visto antes. Estaba envuelto con sumo cuidado en un mont髇 de trapos. El bronce no era muy valioso. El anillo ten韆 un emblema, el dise駉 mostraba la imagen de un Gorrion volando hacia el sol. Su funci髇 era m醩 de un sello que de un anillo, algo com鷑 en la nobleza, aunque los anillos de la nobleza sol韆n ser de oro o plata—. Este es el sello, la cresta de nuestra familia, mi abuelo me cont� que hace muchos, muchos a駉s, los De Vonder pertenec韆n a una rama de la nobleza que descend韆 directamente de reyes. Pero nuestra familia cay� en desgracia y ahora esto es todo lo que queda —explic� sosteniendo el anillo.Euraclio at� el anillo con una peque馻 cuerda y luego lo puso alrededor del cuello de Xavier. Los dedos del chico eran muy finos para usar el anillo.—Normalmente no podr韆mos pedir el reconocimiento de la cresta y sello de nuestra familia, cuesta cinco monedas de oro entrar al archivo de la ciudad real y solicitar ese servicio. Pero ahora, como un futuro mago, t� puedes hacerlo. Los magos deben registrar su marca familiar para el t韙ulo de nobleza y es gratis para ellos... Nuestra familia volver� a tener su lugar —dijo Euraclio con sus ojos marrones llenos de l醙rimas.El hombre se levant�, Xavier lo observ� salir de la habitaci髇 con su andar renqueante, resultado de una herida en la 鷏tima guerra contra el Reino de Veldat, ocho a駉s atr醩. En esa misma guerra hab韆 muerto su t韔, fue una 閜oca dura para la familia. Euraclio siempre se lament� de que como plebeyos nunca ten韆n m醩 opci髇 que morir in鷗ilmente a las 髍denes de los nobles, sin embargo, en este momento su espalda estaba m醩 recta de lo habitual, el pecho erguido y la frente en alto. Xavier mir� el anillo que colgaba de su cuello. Con su vista puesta en la prenda, entend韆 el sentimiento de su padre, esto era orgullo.