Capítulo XIX Futuro profesional
En la torre de Liev las cosas se hab韆n vuelto m醩 intensas. Los j髒enes magos se hab韆n adaptado a su nuevo ritmo de vida: clases de magia orientadas a sus elementos, entrenamiento con los caballeros, peleas contra monstruos, etc. Algunos resultaban heridos, aunque no de forma grave. Ser j髒enes y llenos de energ韆 les hac韆 casi indestructibles. Si estabas herido estudiabas magia, pero el entrenamiento continuaba de una forma o de otra. Como hab韆n dicho los maestros, era una academia y los preparaban para la guerra.
Un a駉 y medio hab韆 pasado, y ahora pertenec韆n al segundo a駉. Hab韆n ascendido al segundo piso de la torre de Liev, que realmente no era distinto del primero, pero las cosas eran mejores. Atr醩 quedaban esas adversas condiciones ambientales de los primeros meses y las comidas de raciones. En el segundo piso de la torre hab韆 comodidades. La comida era m醩 agradable al paladar, ya no les serv韆n esa avena rancia y ese pan duro.
—縌u� vais a hacer ahora? —pregunt� Astrid.
La pregunta ven韆 a tenor de las oportunidades presentadas por los maestros unas semanas antes. Seg鷑 sus explicaciones, algunos magos eleg韆n otro camino en lugar de ser l韉eres de sus respectivas familias. Algunos eleg韆n una carrera militar en el ej閞cito de magos reales. Otros, como magos de la corte. Algunos, con talentos extraordinarios, pod韆n aplicar para seguir estudiando en las torres y academias, a fin de convertirse en maestros de academias menores. Otros eleg韆n seguir el camino de la ley, los detestados miembros de las Unidades de Regulaci髇 de Magia, com鷑mente conocidos como los reguladores. El maestro Delf韓 fue uno de sus miembros y por eso detestaba tanto la magia arcana.
Para aquellos m醩 adversos al riesgo, la mejor opci髇 era volver a casa y dirigir los negocios de sus respectivas familias& Los magos de agua eran muy 鷗iles en agricultura, y en 閜ocas de sequ韆 los magos de 閘ite capaces de afectar grandes zonas eran una comodidad. Los magos de fuego pod韆n usar sus habilidades para purificar metales. Los magos de tierra eran comisionados por los reinos, pueblos o individuos para producir materiales de construcci髇 o la creaci髇 de caminos y otras estructuras. Por 鷏timo, los magos de viento pod韆n colaborar en los viajes de barcos o al igual que los magos de agua, mitigar sequ韆s cambiando la direcci髇 de las nubes. Un mago poderoso era el activo m醩 valioso para cualquier familia.
—Voy a unirme a los reguladores —Anunci� Maurius sorprendiendo a Clinton, a Astrid y a todos los que lo escucharon en el comedor.
Clinton estall� en una carcajada.
—u� coincidencia!, yo tambi閚. —Clinton se supon韆 que deb韆 volver a casa y ser el campe髇 de su familia para ser elegido el siguiente l韉er. Cuando su padre se enterara de su decisi髇 reventar韆 de rabia, pero en realidad ten韆 otros motivos, todos relacionados con la magia arcana. 縌u� mejor forma de aprender sobre esa magia que investigar casos de magia arcana?
—Vaya, eso s� que es una coincidencia —dijo Maurius. Realmente ten韆 inter閟 en entrar en los reguladores tras lo ocurrido con Aleum. No le parec韆 una mala profesi髇, adem醩, era una forma de mantener a su abuelo a raya. Maurius no pod韆 darle batalla en cuanto a nivel de afinidad m醙ica, ya que el elemento de viento contra fuego a su nivel de afinidad era una mala combinaci髇. Su abuelo era un experto duelista, soldado veterano, un hombre cruel y maquiav閘ico. Podr韆 recurrir a cualquier cosa, incluso a poner en peligro a su hermano o a sus padres... En cambio, amenazar o poner en peligro la familia de un miembro de los reguladores era suicidio, ni siquiera su abuelo estaba tan loco.
玍aya fastidio�, pens� Astrid. Desde la mitad del primer a駉 hab韆 desarrollado una obsesi髇 con Maurius. Era una l醩tima, seg鷑 ella, que el muy tonto nunca captase sus insinuaciones.
—Dios, tendr� que unirme a los reguladores tambi閚 —anunci� Astrid mientras los otros dos le miraban perplejos.
Oh, por el cielo, por favor, no!�, pensaron ambos chicos a la vez.
—Alguien tiene que cuidar de ustedes, est醝s perdidos sin m� —dijo Astrid cruzando los brazos y actuando como si fuese la maestra de dos ni駉s peque駉s.
—hhhh! —gru馿ron los dos chicos mientras sus hombros se hund韆n.
Astrid segu韆 sonriendo orgullosa, como si hubiese ganado un concurso de belleza. Su idea de ligar era gritar a Maurius y se馻larle lo exitosa, inteligente y brillante que era en todo lo que hac韆. El hecho de ser una buena estratega se le hab韆 subido a la cabeza de mala forma: ten韆 el encanto de un ladrillo.
Clinton era consciente de las intenciones de Astrid, sin embargo, manten韆 silencio mientras ve韆 a Maurius sufrir las m醩 alucinantes y descabelladas t閏nicas de cortejo de la chica, para luego verla frustrada por otro fracaso, frustraci髇 que pronto se convertir韆 en enojo y dejar韆 de hablarles por dos o tres semanas, en las cuales el pobre Maurius tendr韆 algo de paz, hasta que Astrid tuviese una nueva y brillante estrategia. Para Clinton era la 鷑ica forma de entretenimiento en la aburrida torre de Liev. Tras terminar su comida, volvieron a clases de control de energ韆 m醙ica.
—No olviden que en una semana termina el plazo para decidir si van a tomar alg鷑 puesto en las filas de las instituciones del reino. Tenemos que comunicarlo con tiempo a vuestras distintas familias para que reorganicen sus asuntos. Tras elegir, ir醤 a las unidades de entrenamiento para sus respectivas organizaciones. Pensad muy bien lo que quer閕s hacer. Fin de la clase —concluy� Delf韓.
En ese momento tres estudiantes se acercaron al maestro. Delf韓 levant� la mirada para ver a los tres chicos acercarse. Oh, no!, estos tres�. Sin embargo, su cara cambi� cuando le entregaron las peticiones para unirse a los reguladores.
獿os tres�, pens� el maestro con una sonrisa.
—Vaya, una decisi髇 muy valiente y arriesgada, los reguladores no son muy queridos... por nadie. Vuestras familias estar醤 muy molestas —dijo Delf韓 sonriendo.
—Mi familia entender� —asegur� Maurius.
—Cuento con eso —dijo Clinton con su rostro habitual, mientras por dentro sonre韆 pensando en la rabieta de su padre. 獳di髎, Davne, adi髎 matrimonio, solo de pensarlo me da escalofr韔s�.
—Soy un genio, no me preocupa lo que piensen mis inferiores —dijo Astrid arregl醤dose el pelo.
—Vale... —Delf韓 recogi� las solicitudes mientras miraba a esos tres bichos raros.
Pocos d韆s despu閟, en la mansi髇 de los Van Ferra, Sven estaba en su despacho cuando uno de los sirvientes le entreg� la carta. Era extra駉 recibir una carta de la torre de Liev. Al abrir el sobre su cara se volvi� blanca en un principio, pasando luego a un color rojo, con la mand韇ula apretada y las venas pulsantes en su frente. Su rostro era la esencia de la ira.
—se imb閏il! —grit� Sven, mientras destru韆 todo a su alrededor.
El sirviente que hab韆 tra韉o la carta sali� del despacho para evitar a su col閞ico amo. Unas horas m醩 tarde, cuando Sven se hab韆 calmado y tras recibir el reporte de los criados de lo que ocurr韆, Biela se acerc� a su esposo.
—縌u� ha ocurrido, querido? —pregunt� Biela, fingiendo gran inter閟 y consternaci髇. En realidad, no le importaban un pimiento las razones detr醩 de las frecuentes alharacas de su marido.
—Ese idiota de tu hijo ha arruinado su futuro y el de la familia. Se ha unido a los reguladores. Ahora no podr� salir hasta pasados diez a駉s y tras eso seguro que se habr� creado montones de enemigos —dijo Sven gritando—. Pero 縬u� clase de tonto arriesga un futuro brillante como l韉er de la familia de esa forma? Para colmo, se romper� el compromiso con los Van Derrama. Esto es una tragedia.
—h, por dios! —Biela fing韆 consternaci髇 mientras sonre韆 en su mente.
玃or fin ese monstruo se mantendr� lejos de nosotros, por fin estaremos a salvo. Si juego bien mis cartas puedo volver a Emer cabeza de la familia, como deber韆 ser�, cavil�.
Detr醩 de la puerta del despacho los sirvientes escuchaban. Tras enterarse de lo ocurrido, fueron corriendo a informar a sus respectivos amos. Martel dej� escapar un suspiro. Su hermano Clinton era peligroso. Aunque nunca hab韆 tenido problemas directamente con 閘, trasmit韆 esa sensaci髇 de un depredador hambriento con el que ten韆s que mantenerte en alerta constante. No quer韆 que fuese el l韉er de la familia.
Al recibir la noticia de que el aberrante de su hermano se hab韆 unido a los reguladores, Emer salt� de la alegr韆 y se tir� en la cama, mirando al techo con una sonrisa. So馻ba con volver a sus d韆s de gloria y superioridad, ya no tendr韆 que preocuparse por su futuro, volver韆 a ser el se駉rito de la casa.
Cuando los Van Felding recibieron una carta similar, Ultria y Cliford se miraron el uno al otro. Tras pensarlo unos minutos, aceptaron la decisi髇 de su hijo. Aunque el trabajo de los Reguladores era peligroso, tambi閚 ten韆 sus puntos positivos.
—Al menos estar� a salvo de Merlo. Para cuando cumpla su tiempo con los reguladores ser� un mago con mucha experiencia. En la torre de Liev y como miembro de los reguladores, es intocable —dijo Ultria.
—Solo espero que no le pase nada, es un trabajo peligroso. —No pudo evitar decir Cliford, preocupado.
Los reguladores investigaban todos los eventos relacionados con la magia, asesinatos de nobles en los que se hab韆 visto envuelto un mago, cr韒enes en los que se us� magia y, sobre todo, casos de magos independientes en grupos criminales, rebeldes, grupos radicales, etc. Especial atenci髇 recib韆n los casos de pr醕tica de magia arcana. Estas situaciones eran extremadamente peligrosas, los magos arcanos no ten韆n ning鷑 tipo de limitaciones morales y algunos ten韆n contactos y socios entre los nobles. Por eso, los reguladores recib韆n un perd髇 real para 玪idiar� con aquellos que amenazaran a sus familias.
Los Van Felding no se ver韆n tan afectados en su escala jer醨quica. Ultria y Cliford eran magos de un poder considerable y Nadial era un genio de los negocios, que tomar韆 las riendas de la familia a pesar de no ser un mago. Tal vez algunos miembros de la sociedad podr韆n querer dejar de hacer negocios con la familia por miedo a ser investigados por los reguladores, pero los Van Felding no ten韆n ning鷑 negocio ilegal, su negocio de plantas medicinales era leg韙imo. Las Unidades de Regulaci髇 de Magia investigaban a todas las familias y conexiones de sus miembros para evitar casos de corrupci髇, aunque en realidad dichas investigaciones eran bastante 玣lexibles�. Todo el mundo tiene secretos que no quieren que salgan a la luz, por eso para algunas familias tener miembros en los Reguladores era una tragedia.
Unas horas despu閟 de que recibieran la noticia los Van Felding, uno de los esp韆s de Merlo le pasaba la informaci髇. Merlo hab韆 esperado pacientemente casi dos a駉s el momento de la salida de Maurius de la torre de Liev para poner en marcha su plan y asegurarse de que Maurius pasara a formar parte de los activos de la familia Van Dekar. Ahora todo su esfuerzo se hab韆 ido a la basura. Expres� su furia a bastonazos contra su sirviente en un ataque de ira.
El mismo d韆, Velen van Castin recibi� tambi閚 la carta. Al inicio se qued� sentado sin lograr entender lo que hab韆 ocurrido. Solo al leer la carta cinco veces logr� asimilar la realidad que se le presentaba.
—Se ha vuelto loca —dijo Velen.
Astrid era su ni馻 mimada. Su beb� consentida, su todo. Pero hasta ese momento Velen nunca se hab韆 planteado que tal vez la hab韆 mimado demasiado y no le hab韆 impuesto disciplina. Ahora la chica hab韆 tomado otra de sus decisiones impulsivas y se hab韆 condenado a diez a駉s de servicio a la corona en un trabajo repudiado socialmente y, adem醩, peligroso. Astrid era la maza con la que los Van Castin golpear韆n las puertas del mundo de los altos nobles una vez m醩, tal vez, incluso acercarse a la realeza era posible. Y ahora, la ni馻 impulsiva lo hab韆 echado todo a perder. Velen se tom� una copa de ron para calmar sus nervios mientras pensaba en sus errores.Stolen content warning: this tale belongs on Royal Road. Report any occurrences elsewhere.
Pasados unos meses conclu韆 el entrenamiento de los magos de la torre de Liev. Era una academia, hab韆n formado magos, guerreros, soldados& No hab韆 fanfarrias, ni celebraciones y, de hecho, los j髒enes magos no quer韆n estar en la torre un minuto m醩 de lo necesario. El d韆 final de su formaci髇 simplemente saldr韆n de all� y volver韆n a casa. No hab韆 ning鷑 motivo para hacer mucha amistad con los maestros de la torre de Liev. Los maestros de las grandes academias no se inmiscu韆n en las cosas mundanas, ser韆 una tragedia si un mago titulado le declaraba la guerra a un reino por motivos personales. Carruajes de t鷐ulos regresar韆n a los j髒enes magos a sus hogares. Mientras, Clinton, Maurius, Astrid y algunos otros fueron llevados directamente a los cuarteles de los reguladores o a las instituciones a las que se hab韆n unido.
Tan pronto se bajaron del carruaje, un hombre joven, que les llevar韆 como mucho uno o dos a駉s, les esperaba. Vest韆 el uniforme de los Reguladores, ten韆 un rostro suave y sonriente, nariz larga y fina, ojos azules y pelo negro. —Soy Gerald. Bienvenidos a los reguladores —salud� mientras les invitaba a pasar dentro del edificio.
Entraron en una sala de recepci髇, all� se encontraban otros j髒enes magos de otras academias, sentados en c髆odas sillas con una mesilla a su lado. Un hombre de unos cincuenta a駉s entr� por la puerta y se coloc� detr醩 del escritorio frente a ellos. Era de mediana estatura, con un cuerpo en forma para su edad y una barba que empezaba a blanquear.
—Buenos d韆s a todos. Bienvenidos a la Unidad de Regulaci髇 de Magia de la Dinast韆. Mi nombre es Celent de Fuler. Soy el director de esta unidad. Para todo prop髎ito y necesidad ser� vuestro oficial al mando. —Celent les dio un momento de silencio mientras miraba los nuevos rostros—. Hab閕s terminado vuestro entrenamiento como magos, los maestros de vuestras academias os han instruido, los caballeros os han entrenado, as� que sab閕s que esto es serio. Firmaron una petici髇 para unirse a esta unidad, un contrato de diez a駉s. Salvo la muerte, quedar incapacitados o violaciones muy extremas de las reglas, muchas de las cuales se castigan con la muerte, cumplir閕s ese contrato. Tras terminar vuestro compromiso recibir閕s una jugosa recompensa y muchas libertades sociales, incluida, tal vez, la oportunidad de ligar vuestras familias con miembros nobles descendientes de la realeza, dependiendo de vuestra contribuci髇 a la Dinast韆. Tenemos un c骴igo muy estricto, usar閕s uniforme, ya que el uso de ropa com鷑 solo ser� posible durante misiones de infiltraci髇 o en vuestras vacaciones. Podr閕s visitar a vuestros familiares durante el s閜timo mes de cada a駉. 緼lguna pregunta?
Los nuevos guardaron silencio.
—Bien, pasemos a lo pr醕tico. Estos son vuestros uniformes. Aunque no lo parezcan, son verdaderos tesoros. Han sido encantados con magia que puede resistir parcialmente la magia arcana, son los 鷑icos equipos capaces de hacer esto, lo cual es posible gracias a que sus materiales son especiales y muy caros. Sirven tambi閚 como protecci髇 contra la magia elemental. Aumentar� vuestra resistencia frente a los cuatro elementos b醩icos. Ni las armaduras de los caballeros gozan de tanta resistencia —dijo Celent mientras todos abr韆n los ojos sorprendidos.
—Todos ustedes est醤 aqu� bajo un contrato. Est醝s y estar閕s obligados a guardar toda clase de secreto. En vuestras misiones tendr閕s contacto con mucha informaci髇, materiales y otros recursos que los brujos utilizan. Meteos esto en la cabeza: a magia arcana est� prohibida! Si alguno de ustedes es descubierto usando, experimentando o con objetos relacionados con magia arcana, yo mismo me encargar� de arrancarles la cabeza y quemarla hasta hacerla cenizas, lo mismo pasar� con vuestra casa y toda vuestra familia, 縬ueda claro? —grit� Celent a toda la sala.
—Claro —gritaron los nuevos voluntarios.
Gerald pas� entre los asientos entregando sus uniformes doblados a cada uno de los nuevos miembros.
玀ateriales especiales, mis pelotas�, pens� Clinton. 獷sto es magia arcana�. Tras tocar el uniforme e infundirle su energ韆 m醙ica, not� la realidad de la vestimenta. Su cara de porcelana evit� que los dem醩 miembros de los reguladores notaran su sorpresa.
—Todos sabemos que los magos de sombras son los menos agraciados, sin embargo, cuando se trata de magia arcana, tened mucho cuidado.
—縋or qu� son tan peligrosos los brujos de sombras? —pregunt� Astrid.
—Porque de todos los magos y brujos, los de sombras son los m醩 compatibles con otros elementos. Cualquier mago puede aprender magia arcana y convertirse en un brujo, pero solo los magos de sombras pueden intentar dominarla, reduciendo en parte los riesgos y efectos negativos —contest� Celent.
—Interferencia —agreg� Clinton—. La mayor韆 de los magos duales son sombras con algo m醩. La magia de sombras es compatible con todos los dem醩 elementos. Tambi閚 deber韆 ser m醩 compatible con la magia arcana.
—Correcto, se駉r Clinton —dijo Celent, sacando algunos objetos de muestra del bolsillo del uniforme frente a 閘. Un collar con un peque駉 colgante y un mon骳ulo. Abri� el amuleto del collar. —Esto es una mini roca sanguijuela. Todos hab閕s pasado por las academias, la conoc閕s y sab閕s c髆o funciona. Puede ser 鷗il en determinadas situaciones en las que teng醝s que ocultar vuestra presencia a toda costa, pero no ten閕s capacidad de concentraci髇. —Luego tomo el mon骳ulo—. Este juguete ya lo deb閕s conocer, el 觕ulis. Levanten la mano los magos de fuego. —Clinton y dos hombres m醩 levantaron la mano. Celent se馻l� a Clinton. Arrug� una hoja de papel y la tir� al suelo.
—Quema esa hoja de papel —orden� Celent.
Clinton solo tuvo que enforcar su voluntad, su mirada fija en el papel, y el calor se concentr� en la hoja. Dos segundos despu閟, el papel ard韆 hasta que solo quedaron las cenizas.
—Ahora, usad el 骳ulis.
Todos ve韆n lo mismo, las cenizas estaban cubiertas por un halo rojo y, al mirar a Clinton, el halo rojo se ve韆 a su alrededor tambi閚. Sin embargo, desaparec韆 cuando miraban a otro mago, sin importar que fuese otro mago de fuego.
—As� podemos saber qu� mago est� implicado en un crimen, siempre y cuando se use magia.
—縁unciona para magia arcana? —pregunt� Clinton.
—No —dijo Celent—. El 骳ulis detecta la marca de energ韆 m醙ica, la magia arcana no usa energ韆 elemental, usa la vida misma como energ韆. Por eso es capaz de burlar casi todas las defensas de los magos elementales.
—縀ntonces, c髆o funcionan los uniformes? 緾髆o protegen contra la magia elemental? —pregunt� Astrid.
—Los uniformes han sido creados con runas antiguas y materiales raros, incluyendo partes de monstruos raros, como sangre, escamas y huesos de basiliscos, pero usan la energ韆 elemental. 緾髆o es posible?, no tengo ni idea, es un secreto de Estado, solo los genios de la corte saben c髆o funciona esto. No profundic閕s demasiado —advirti� Celent.
玈�, claro, no profundices en la magia arcana que llevas encima�, pensaba Clinton.
—Todos sois magos, a vuestro nivel, el mejor maestro es la experiencia, recoged las armas que os sean m醩 favorables de la armer韆, empezar閕s de inmediato. Se os mostrar醤 las instalaciones y vuestras habitaciones. Eso es todo. —Celent sali� del sal髇 mientras los nuevos reguladores eran guiados hacia sus respectivos destinos.
Delf韓 hab韆 hecho acomodaciones para que 玡sos tres� formaran equipo durante su primer a駉 como reguladores. La coordinaci髇, el trabajo en equipo del que eran capaces, y aunque era una maniobra peligrosa, la 玞at醠isis m醙ica�, el as bajo la manga del tr韔, podr韆 salvarles la vida frente a una guarida de brujos.
—Hab閕s tenido suerte —dijo Geralt mientras los dem醩 le miraban con curiosidad. —Vuestra primera misi髇 ser� una misi髇 de reconocimiento de una zona devastada.
—縌u� es una zona devastada? —pregunt� Astrid.
—De vez en cuando, una guarida de brujos ocupa alguna aldea o alguna zona poblada. Usan un hechizo de magia arcana de larga escala y sacrifican toda la vida dentro del 醨ea. Les toma meses completar todo un conjunto de diagramas ocultos alrededor de la villa. Tras eso, si hay sobrevivientes, suelen eliminarlos. Los brujos son casi iguales que el miasma en cuanto al da駉 que causan. Hace dos d韆s recibimos un informe de una zona de devastaci髇 en una de las villas fronterizas con el Reino del Sur. Un escuadr髇 de exploraci髇 confirm� que era cierto, ahora iremos a investigar y eliminar o recuperar cualquier cosa que los brujos dejaran atr醩.
—Vaya, ahora entiendo por qu� Delf韓 reaccionaba de esa forma con todo lo relacionado con magia arcana. 縃ay tantos brujos?, 緾ada cu醤to tiempo ocurre esto? —pregunt� Maurius.
—Por suerte, los brujos son escasos, pero suelen moverse en grupo. La mayor韆 son magos de sombras o magos con afinidades m韓imas que no pueden ser usadas de forma significativa. Llevo tres a駉s y medio como regulador, y nunca hab韆 visto una zona de devastaci髇. Solo vi algunos casos aislados de sacrificios y uso de magia arcana. Casi todos nuestros casos son de asesinatos en los que se us� magia o arrestos de magos con cargos de corrupci髇, tr醘ico de mercanc韆s ilegales o similares —contest� Geralt mientras continuaba gui醤doles.
—Estas son vuestras habitaciones. La comida ser� en media hora. La cena es a las veinte horas. Ma馻na partiremos con la salida del sol a la investigaci髇 —dijo Geralt, llev醤doles hasta sus acomodaciones tras mostrarles el cuartel general.
Las habitaciones eran amplias y las camas c髆odas. Hab韆 una mesa de estudio, libros del reglamento de los reguladores, una peque馻 colecci髇 de diagramas de magia arcana con una leve descripci髇 de lo que hac韆n. Solo aquellos diagramas peligrosos estaban en el libro, sin ning鷑 tipo de explicaci髇 o encantamiento, solo eran una gu韆 para reconocer cu醤 peligrosos eran y no caer en una trampa. L醡paras de aceite y un armario. El armario ten韆 un par de uniformes de regulador y un uniforme de gala para eventos.
Tras cambiarse, los nuevos reclutas fueron al comedor. La comida era bastante buena. Tras sus experiencias en la torre de Liev, muchos de los estirados nobles hab韆n aprendido a apreciar los peque駉s detalles. Despu閟, Geralt les ofreci� otro recorrido por algunas zonas no vistas al principio. Fueron a la armer韆 a seleccionar equipo. Maurius y Clinton seleccionaron una espada corta y una daga peque馻 cada uno, mientras Astrid eligi� un par de dagas largas. Sus pr醕ticas con los caballeros de la Torre de Liev les dieron cierta habilidad con las armas y ya sab韆n cu醠es resultaban m醩 eficientes para ellos.
En la madrugada del d韆 siguiente subieron junto a Geralt en un carruaje tirado por t鷐ulos. Tardaron un d韆 en llegar a una villa retirada, en la frontera con el Reino del Sur, a varios kil髆etros del pantano Sin Vida, el cual hac韆 de frontera natural entre reinos. Sus aguas t髕icas, monstruos, reptiles y animales venenosos le hac韆n un camino poco apetecible. Los t鷐ulos se detuvieron a varios metros de la entrada de la villa de forma abrupta.
—縌u� pasa? —pregunt� Astrid.
—Ni idea —contest� Geralt mientras bajaban del carruaje.
—Jave, 縬u� pasa? —pregunt� Geralt a una mujer que, por su apariencia, deb韆 estar cerca de los treinta a駉s.
—緼 qu� te refieres? —pregunt� Jave.
—Los t鷐ulos se han detenido de golpe. Nunca les hab韆 visto hacer eso.
—h!, eso es la alteraci髇 de la energ韆 elemental. Los hechizos de magia arcana no solo succionan la vida de los sacrificios, tambi閚 distorsionan la energ韆 elemental a su alrededor. Los t鷐ulos lo sienten y se asustan. Yo tambi閚 me sorprend� cuando aprend� que esos fantasmas pod韆n sentir miedo —explic� Jave.
—Ya veo, gracias.
El grupo se acerc� al pueblo caminando.
—縌ui閚 era la chica? —pregunt� Maurius, a lo que Astrid reaccion� con una discreta mueca.
—Jave es una veterana. Este es su 鷏timo a駉 dentro de los reguladores. En unos meses finaliza su contrato, ha visto de todo y sobrevivido a鷑 m醩. Ahora las cosas est醤 tranquilas, pero me contaron que hace diez a駉s aparecieron muchos brujos y los reguladores sufrieron muchas bajas. Jave fue una de las pocas sobrevivientes de una batalla contra una guarida —explic� Geralt.
Tras llegar a la entrada del pueblo, les invadi� una sensaci髇 de desagrado. El desequilibrio de la energ韆 elemental era tan evidente que incluso los no magos pod韆n sentirlo. Continuaron caminando mientras los vellos de sus brazos se alzaban y los escalofr韔s les invad韆n. La situaci髇 solo empeor� al ver el interior del pueblo. Los moradores estaban tirados en plena calle o en sus casas, muertos. Sus aspectos eran de momias despu閟 de varios a駉s del fallecimiento. La piel se hab韆 secado y vuelto gris, similar a la corteza de un 醨bol; sus ojos se hab韆n encogido, transform醤dose en peque馻s pasas arrugadas de color gris claro. El pelo se hab韆 ca韉o, los labios se hab韆n secado y perdido su grosor, ahora solo eran peque馻s l韓eas arrugadas de carne seca; las bocas entreabiertas mostraban los dientes& Todo el pueblo estaba igual, perros, gatos, aves, todo estaba muerto.
—Esto parece sacado de una historia de miedo —coment� Astrid. Su cara y la de Maurius eran de asco y horror.
Clinton no mostraba ninguna reacci髇; su rostro era como una m醩cara que no expresaba emociones. 獷sto es poder, es incre韇le lo que puede hacer la magia arcana�, pensaba mientras disfrutaba del espect醕ulo.
—Zombis— grit� uno de los reguladores. Luego se escuch� una explosi髇. Al llegar al lugar, uno de los magos de fuego hab韆 usado una bola de fuego para destruir un cad醰er que a鷑 ard韆.
—縌u� ha pasado? —pregunt� Jave.
—Se est醤 reanimando —dijo el mago que acababa de lanzar su magia de fuego, estaba jadeando. Solo lanzar una bola de fuego en este ambiente, con los elementos tan distorsionados, era agotador.
—Se est� formando un n鷆leo de miasma en alg鷑 lado. Buscadlo, no hag醝s mucho caso a los zombis, a鷑 est醤 en la etapa de reanimaci髇. Salvo retorcerse en el suelo, no pueden hacer nada. Mientras no se forme miasma denso, estamos a salvo —asegur� Jave.
Tras su orden, todos los reguladores se dedicaron a buscar el n鷆leo de miasma. Lo encontraron en la cocina de una de las casuchas, sobre el cuerpo de una mujer obesa. Una peque馻 cantidad de miasma cubr韆 el suelo de la cocina como una niebla y, al sentir a los reguladores llegar, el cad醰er de la mujer se levant� lentamente, intentando acercarse a ellos. Jave orden� a los magos de fuego usar bolas de fuego. En unos segundos la casa ard韆, el n鷆leo de miasma se hab韆 consumido con las llamas.
—Reunid los cad醰eres en el centro del pueblo, tomadlos por los pies y arrastradlos. Si veis miasma, no os acerqu閕s y llamad a un mago de fuego. Los quemaremos a todos. Tras sacar los cuerpos, quemad las casas. Magos de viento, apoyad a los magos de fuego —orden� Jave.
Les tom� todo el d韆 limpiar la zona. Tener que esperar hasta recuperar la energ韆 m醙ica gastada tras un ataque simple hac韆 el trabajo lento y pesado. Era media noche cuando el fuego empezaba a apagarse. La villa se redujo a un mont髇 de cenizas y carb髇. Solo entonces los reguladores regresaron al cuartel. Destruir una villa entera dejaba un mal sabor de boca. Astrid y Maurius ten韆n cara de tristeza, recordaban los cuerpos que acababan de ver. Normalmente no pensaban mucho en los plebeyos, pero verlos muertos en el suelo de esa forma tan cruel era chocante. Los peores eran aquellos que hab韆n iniciado el proceso de reanimaci髇. No pod韆n estar seguros, pero parec韆n contraer sus rostros en muecas de agon韆.
La cara de Clinton era una m醩cara de porcelana, mientras tanto, su mente se deleitaba con los recuerdos de lo que acababa de ver y lo que hab韆 aprendido. La relaci髇 entre la magia arcana y el miasma era muy estimulante para su mente.
玍an Vatnik lo sab韆, la energ韆 m醙ica no degenera, el miasma es otra variedad de energ韆 m醙ica, 閘 cre韆 que hab韆 m醩 energ韆 ca髏ica que energ韆 elemental pura. Aquel que logre acceder a ese poder se convertir� en un dios�.
Esa noche, los nuevos reclutas tuvieron problemas para conciliar el sue駉. Esto inclu韆 a Clinton, pero por motivos diferentes. Lo que hab韆 experimentado le llenaba de ideas y teor韆s, no pod韆 dormir de la emoci髇.