Home Genre tragedy Reino de Fuego y Sombras I: Un mago inutil (Version Spanish/español)

Capítulo III Astrid van Castin

  —ft, horroroso! —se quej� una chica blanca de pelo largo, rojo y rizado, tirando un vestido al suelo. Su nariz fina, labios delgados y ojos verdes le daban un aspecto atractivo, el cual se perd韆 de inmediato al revelar su irritante car醕ter. Continuaba colocando vestidos sobre su delgado cuerpo, pero hab韆 desarrollado algunas curvas en los 鷏timos meses y aunque no era nada de lo que pudiese presumir, era necesario hacer alg鷑 ajuste a las vestimentas. —Toda mi ropa es basura —gritaba mientras segu韆 sacando y tirando ropa al suelo en todas direcciones. La chica detuvo su violenta agresi髇 contra su armario para mirar a las sirvientas, que se hab韆n mantenido a distancia del ogro con forma humana—. 縋or qu� est� mi ropa en el suelo? Sois unas in鷗iles, recoged todo esto y lavadlo, por el cielo, cu醤ta incompetencia —volvi� a gritar mientras sal韆 de la habitaci髇 malhumorada.Astrid era el terror de las sirvientas, fr韆, cruel, propensa a ataques irracionales de ira. Los sirvientes de la mansi髇 temblaban de miedo solo con escuchar su nombre. Como la hija mimada del l韉er de la familia Van Castin era intocable, hab韆 crecido malcriada y consentida.—Padre —Astrid le reprochaba a su padre tras entrar a su despacho. Solo le llamaba padre cuando estaba molesta—. Estas pueblerinas in鷗iles no sirven para nada. Necesitamos mejor servidumbre, son est鷓idas e in鷗iles. —Mi beb�. 緼hora qu� ha pasado?, 縌u� te molesta? —pregunt� el padre.Velen van Castin era un hombre alto y calvo. Lo que quedaba de su pelo se hab韆 tornado blanco. De unos cincuenta a駉s, ojos verdes, no ten韆 barba, pues en su familia desarrollaban poco vello facial. Era obeso, con una barriga prominente. Un car醕ter serio y r韌ido, un hombre de negocios, pero todo este rigor desaparec韆 cuando se trataba de sus hijos, sobre todo de Astrid, su tesoro.—Mi ropa no es adecuada, mis vestidos no me gustan, no puedo presentarme en la fiesta de los Van Ferra con esos trapos. No voy a perder ante otras nobles —dijo Astrid con sus ojos verdes y llorosos a su padre.Tras el despertar como mago de Clinton van Ferra unos d韆s antes y el anuncio de la fiesta que celebrar韆n, un gran n鷐ero de nobles ratificaron su asistencia al evento. Los Van Castin no eran la excepci髇.—Entiendo, ma馻na ve de compras con tu madre. Silvia se ha estado quejando de que no quiere ir sola siempre. Tenemos tiempo hasta finales del octavo mes, as� que puedes pedir que te hagan unos cuantos vestidos —dijo el padre volviendo a sus documentos—. Debo volver a manejar otros asuntos, ve a jugar con tus hermanos o algo. Astrid sali� del despacho de su padre de mejor humor. Sin embargo, en lugar de ir junto a otros miembros de su familia, Astrid se dedic� todo el d韆 a hostigar a sus sirvientas y a hacer que recordaran por qu� eran inferiores a ella. Tampoco ten韆 muchas opciones, sus hermanos la detestaban y todos los sirvientes tambi閚. Esto no le afectaba en lo m醩 m韓imo, ella era perfecta y maravillosa, los dem醩, simplemente, no entend韆n su grandeza. —espertad todos! —grit� Astrid a medianoche del 鷏timo d韆 del s閜timo mes—, espertad ingratos, venid a presenciar mi ascenso a la gloria!Toda la casa estaba despierta en ese momento. Aunque el padre de Astrid adoraba a la peque馻, el despertarse a medianoche era el l韒ite de su cari駉. El irritado hombre se levant� de la cama.—Armin, 縌u� demonios est� sucediendo?, 縌u� es este esc醤dalo? —grit� el exasperado padre llamando al amo de llaves.—Amo Velen, la ama Astrid est� pidiendo que toda la familia asista al gran sal髇 —contest� Armin a la pregunta de su amo.Armin era un chico joven que pasaba de los veinte a駉s, alto, delgado, de pelo negro. Su cara era un poco alargada y su nariz fina y prominente. Hab韆 sido vendido por su propia familia cuando era un ni駉. Una familia de nobles ca韉os en desgracia ofendi� de forma grave a Velen en un evento de la corte real. La situaci髇 se volvi� tan horrenda para ellos que, a fin de aplacar su furia, le dieron a su hijo menor como ofrenda de paz. Sin embargo, aunque Velen acept� a Armin como su sirviente/esclavo, el acto b醨baro de la familia le caus� tal repugnancia que con los a駉s fue usando su influencia en la corte para despojarlos de todos sus bienes. Se encarg� de que todos los hombres acabaran en el frente en alguna de las escaramuzas contra el Reino de Veldat. Ninguno regres� con vida. Al final, la familia desapareci� por completo en menos de diez a駉s.Velen van Castin no era un santo ni tampoco un hombre bondadoso. Pero si ten韆 una sola caracter韘tica que le redim韆 era su devoci髇 al bienestar, la gloria y la grandeza de su familia. Aquella familia que sacrificaba y abandonaba a los suyos era, en su opini髇, deplorable y merec韆 ser erradicada de ra韟.—Otra rabieta rid韈ula. Ve y dile a esa ni馻 que hoy no estoy de humor para sus juegos —orden� Velen.—Mi se駉r, no es ning鷑 juego, puedo confirmar que se trata de un evento muy serio —replic� Armin.Velen se qued� mir醤dole fijamente. El criado le ten韆 tal respeto y miedo que no se atrever韆 a hacer tonter韆s y mucho menos a desobedecerle.—緿e qu� se trata? —pregunt� Velen.—La se駉rita me ha advertido de que si arruino la sorpresa, se encargar� de que me echen de comer a los perros, se駉r —explic� Armin.Velen mir� a Armin y se ech� a re韗. Aunque Astrid era su ni馻 consentida, no ten韆 el poder para cumplir tal amenaza. No era la primera vez que la peque馻 truhan intentaba meter el miedo en el cuerpo de alg鷑 criado con algo similar, pero le pareci� gracioso que incluso Armin, a pesar de llevar tantos a駉s en la familia y saber qui閚 mandaba, cayera en semejante jugarreta.—Mi hija no tiene el poder para cumplir esa amenaza, pero yo s�, y si no me dices qu� pasa en este instante, te aseguro que desear醩 que te echen a los perros —amenaz� Velen.Aunque ten韆 cierto aprecio por Armin, no dejaba de ser un criado, una mascota. Para Velen, las mascotas que no obedec韆n a su amo necesitaban ser reeducadas. Mientras Velen miraba fijamente a Armin, la luz de la l醡para le permiti� ver al criado sudando... Estaba aterrorizado.—Amo, por favor, se lo suplico, la se駉rita..., la se駉rita va a cumplir con su amenaza, por favor, cr閍me por esta vez, v閍lo usted mismo en el gran sal髇 —afirmaba Armin con voz temblorosa. Las amenazas de Velen van Castin se pod韆n considerar actos consumados.La cara de Velen se torn� roja de ira. Se dirig韆 a destrozar a Armin a golpes cuando una idea cruz� por su mente. Se qued� inm髒il unos segundos y luego sali� a toda prisa de la habitaci髇, ignorando al sirviente por completo. En ese momento Armin pudo respirar: hab韆 evitado una crisis.—Armin, deja de estar parado como un idiota y trae la l醡para... u関ete! —grit� Velen al sirviente desde el pasillo.El criado se recuper� de su shock y ech� a correr con la l醡para detr醩 de su amo. Era sorprendente ver c髆o un hombre del peso de Velen pod韆 desplazarse con tanta agilidad y rapidez. Mientras tanto, los sirvientes despertaban a toda la casa, tanto la madre de Astrid como sus hermanos se levantaron ante la insistencia de sus aterrados sirvientes y a rega馻dientes marcharon al sal髇 principal con claro enojo.If you encounter this narrative on Amazon, note that it`s taken without the author`s consent. Report it.Al llegar, sin embargo, el enojo se trasform� en puro miedo. Ante la vista maravillada de Velen, el terror en la cara de los sirvientes y todos los dem醩 miembros de la familia, la chica pelirroja de diecis閕s a駉s se encontraba de pie en el centro del sal髇. Vapor y gotas de agua sal韆n de sus manos cubiertas de escarcha, corrientes de viento se creaban a su alrededor, haciendo volar su pelo y su vestido de fina seda blanca. Al contrario que los dem醩, no ten韆 sombra.—Una maga —dec韆 Velen riendo—. Mi preciosa ni馻 es una maga. Esto era una bendici髇 para los Van Castin. Tras la muerte de su abuelo, Astrid era la primera y 鷑ica maga de la familia actual. Hab韆n mantenido su estatus social y fortuna gracias a sus abundantes negocios, la reputaci髇 de su apellido y la habilidad de Velen para el manejo de la fortuna familiar. Aunque el dinero era importante, en el mundo de los nobles el prestigio lo era m醩, y nada aumenta el prestigio de una familia como el poder de un mago.Velen se acerc� a su hija y la abraz�. Mientras Astrid y su padre re韆n y se alegraban, el resto de la familia se encontraba petrificada, con cara de horror. Ahora que Astrid era maga, ser韆 la heredera y futura l韉er de la familia. Su personalidad narcisista, agresiva y megaloman韆ca previa ser韆 solo un chiste, ahora que ten韆 tal poder. Tanto padre como hija se dieron la vuelta y miraron al resto de la paralizada familia. Nadie dec韆 nada, todo el mundo anticipaba los horrores que pod韆n venir en los pr髕imos d韆s.Los aplausos de una persona rompieron el silencio. —Felicidades, se駉rita —dijo Armin, aumentando la intensidad de su aplauso y sacando del letargo a los dem醩. Todos empezaron a aplaudir. —Felicidades, mi querida hija —secund� Silvia, acerc醤dose a ella con una sonrisa muy bien fingida y abraz醤dola.—Siempre has sido un ejemplo y una hija extraordinaria, l醩tima que tus hermanos no tengan tus dones y talentos. —Silvia continuaba adulando a la chica mientras dirig韆 una dura mirada a sus hermanos. Por qu� de todos mis hijos ten韆 que ser ella la maga?, por favor, mundo, api醖ate de m砘, pensaba mientras sonre韆.Mientras las manifestaciones de magia se mantuvieron en el cuerpo de Astrid, esta presum韆 ante los dem醩. Cuando una gota de agua ca韆 de la escarcha de sus manos o cuando una r醘aga de viento mov韆 su pelo, vestido o cortinas, ella se encargaba de que todos se enteraran. El espect醕ulo dur� unas dos horas; varios miembros de la familia estaban hartos, cansados, ten韆n sue駉 y lo mismo pasaba con los sirvientes. Sin embargo, nadie se atrev韆 a enojar a esa psic髉ata en su momento de gloria. Su madre, sus hermanos mayores y Armin no podr韆n volver a dormir en paz por unos d韆s, solo pensando en cu醤 grande se volver韆 el ego de esa chica. Cuando las manifestaciones m醙icas pararon y Astrid empez� a sentirse cansada, decidi� irse a la cama. Por fin todos podr韆n dormir en paz... o, al menos, alejarse de ella.Astrid despert� tarde, muy tarde. Era cerca del mediod韆 cuando decidi� abrir los ojos. Una de las sirvientas fue asignada por Armin para estar cerca de la puerta de su habitaci髇.—irvientes! —grit� Astrid.—Diga, su se駉r韆 —respondi� la sirviente, entrando de inmediato tras el grito.—T� eres nueva..., 縞髆o te llamas? —dijo antes de que la chica lograra contestar—. h!, no importa c髆o te llamas, con llamarte sirvienta es suficiente. Trae mi desayuno. —S�, su se駉r韆 —obedeci� la sirvienta.Pocos minutos despu閟, otro sirviente entraba en la habitaci髇 con una bandeja. Unas tostadas con mantequilla y mermelada, zumo de frutas y t� compon韆n el desayuno. Mientras com韆, Astrid daba una charla a los sirvientes, que se manten韆n en la habitaci髇 en silencio.—Qu� cansada estoy —se quej� Astrid—. Es decir, me he pasado casi toda la noche mostrando a toda la gente de la casa las se馻les de magia de un talento. La forma en la que miraban a cada suceso, por dios, estaba cansada, quer韆 irme a la cama, pero no pod韆 dejarlos con la curiosidad. f!, a鷑 no soy una maga y ya mi vida se basa en complacer la curiosidad de los mortales.Los sirvientes se manten韆n all�, en silencio, escuchando el narcisista discurso de la se駉rita. De vez en cuando se dirig韆n una mirada entre s�, como buscando confirmaci髇 de que no estaban so馻ndo. El ego de la joven era enorme.—縉o creen que se deber韆n reconocer mis esfuerzos por iluminar a los menos conocedores? —pregunt� Astrid a los sirvientes.—Lo que usted diga, se駉rita —contest� el sirviente var髇 que hab韆 tra韉o el desayuno.—ft!, 縫ara qu� me molesto?, ustedes no son capaces de entender las cosas de los de una casta superior. —Se levant� de la cama para ir al ba駉—. na se siente solitaria en la cima! —se quej� con un suspiro exagerado y cerrando la puerta del ba駉.Los sirvientes ya hab韆n cargado y depositado el agua y productos necesarios para que Astrid se lavara. Luego de terminar de acicalarse, volvi� a la habitaci髇. Sus sirvientas la peinaron y la vistieron.Una hora transcurri� tras varios cambios de atuendo, de estilo de peinado, de accesorios y, cuando ya se sent韆 satisfecha con su perfecta e inmaculada apariencia, decidi� salir de su habitaci髇. Se dirigi� al despacho de su padre. —M� peque馻 maga, 縞髆o est� mi princesa hoy? —pregunt� Velen cuando vio a su hija entrar por la puerta.—Cansada, papi —contest� Astrid—. Papi, tenemos que ir de compras de verdad. No puedo presentarme en sociedad con estos trapos —a馻di� la chica, modelando para su padre.—Sin duda, mi peque馻 genio merece lo mejor. No vamos a perder contra los Van Ferra. Nuestra familia tiene su propio genio —afirm� Velen.Astrid sonre韆 de oreja a oreja escuchando las palabras de su padre. De hecho, ya no quer韆 ser superior a las chicas nobles, quer韆 ser superior a los Van Ferra. Su mago no ser韆 mejor que ella. Muchas familias asistir韆n a esa fiesta, hab韆 probabilidad de que otro mago apareciera entre las dem醩 familias.Ese mismo d韆 ya era p鷅lico que Astrid hab韆 despertado como talento y que se convertir韆 en maga y heredera de la familia. Pronto empezaron a llegar ofertas de todo tipo, m鷏tiples familias quer韆n estrechar lazos con los ya ricos e influyentes Van Castin. Tener una maga que despert� en los primeros meses de la Cosecha les hac韆 a鷑 m醩 imprescindibles. Tanto padre como hija se pasaron los siguientes d韆s recibiendo enviados de familias nobles de alta alcurnia. Mientras tanto, el estado de 醤imo de los sirvientes y del resto de la familia Van Castin se volv韆 cada vez m醩 l鷊ubre. A medida que el ego de Astrid crec韆, sus demandas y caprichos se hac韆n m醩 exagerados.

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