Capítulo VIII La verdad
El viaje de regreso de Xavier transcurri� sin novedades. En su camino pensaba sobre muchas cosas. La forma de vivir de los nobles de clase alta era incluso m醩 irreal que sus fantas韆s.
Aunque inicialmente lo acept�, el saber que era una criatura, como mucho, irritante para los nobles le produc韆 cierto malestar; una sensaci髇 de verg黣nza le invad韆. Xavier pod韆 ser un don nadie miserable, pero ten韆 un m韓imo de orgullo. Fue humillante la forma en la que el resto de los nobles le ve韆n, excepto por Clinton y Maurius. Sin embargo, hizo lo correcto al aprovechar la oportunidad y disfrutar de los placeres que la nobleza pagaba con sus impuestos.
—Voy a ir a la torre de Liev, aunque sea un mago de sombras, voy a hacer algo con mi vida. —Estaba decidido.
El carruaje de t鷐ulos le dej� en Mennor. All� tom� otro carruaje tirado por caballos y cuando baj� en Humol ya pasaba del mediod韆. Se encontr� a sus hermanos y a sus padres en la casa. Era raro que no estuvieran en el campo. El ambiente era un poco extra駉.
—縌u� pas�?—pregunt� Xavier.
—Tu padre ha tenido una discusi髇 con los otros agricultores —contest� su madre, Merila.
—Esos ignorantes no entienden que no estamos al mismo nivel. Cuando recuperemos nuestro legado ancestral se arrepentir醤. Compraremos Humol y trabajar醤 para nosotros —espet� Euraclio con la frente en alto.
El resto de la familia sonre韆. Hac韆 d韆s que se hab韆n unido a las fantas韆s de Euraclio. Tras la partida de Xavier en el carruaje de los Van Ferra, su padre hab韆 entrado en un delirio de grandeza: su hijo viajaba continuamente en carruajes lujosos y le ven韆n a buscar nobles con vestidos elegantes. Su familia estaba en camino hacia la grandeza y la fortuna.
—縇egado?, 縟e qu� habla? —pregunt� Xavier confuso.
—縉o es obvio? —respondi� su hermano Orli—. Las tierras de nuestros antepasados nobles: oro, plata, castillos. Debe haber toda una fortuna esper醤donos, nuestros antepasados eran reyes. Debemos reclamar lo que es nuestro.
Mientras los dem醩 asent韆n, Xavier se hab韆 quedado petrificado.
—縌u� es todo eso? —pregunt� Merila viendo las cosas que Xavier hab韆 tra韉o.
—Qu� ropas tan elegantes, deben valer al menos dos o tres monedas de plata —valor� Euraclio—. Tenemos que vender algunas de estas prendas. Compraremos un traje para m�, hijo; t� y yo iremos a la ciudad real y exigiremos nuestro legado como nobles.
Xavier continuaba sin saber qu� decir. Ya hab韆 notado que a su padre se le hab韆 subido un poco el estatus de noble, pero no pens� en ning鷑 momento que llegar韆 a estos extremos. Mientras Xavier trataba de buscar una forma de explicar la situaci髇 a su familia, su padre segu韆 invent醤dose historias sobre la fortuna de sus antepasados. Su madre y sus hermanos estaban sumergidos en sus fantas韆s. Toda la rabia y verg黣nza que Xavier hab韆 mantenido embotellada en las 鷏timas semanas surgi� de pronto. 縉obles?, 縧egado?, 縡ortuna? Todo eso eran ilusiones de su padre, la mayor韆 de los nobles los ve韆n como par醩itos.
—o hay nada! —grit� Xavier—. Nuestra familia no es noble, no tenemos antepasados de la realeza, no hay un gran legado, somos una familia de miserables que se inventaron el apellido de Vonder y una est鷓ida cresta familiar para creer que son algo. —Xavier tir� el anillo de bronce en la mesa.
—Pero... 縠l sello? —dijo el padre de Xavier, sosteniendo el objeto de bronce. —縇os carruajes, la ropa, los nobles que te visitan?
—Clinton van Ferra quer韆 irritar a su familia, estos d韆s no he sido m醩 que una molesta mosca para los nobles. —Xavier ten韆 l醙rimas en los ojos, sus pu駉s cerrados, hab韆 intentado ignorar la sensaci髇 de humillaci髇, pero la realidad de sus emociones hizo acto de presencia; era un poco menos que basura para los nobles y lo sab韆.
籗u padre detesta a los plebeyos y 閘 quer韆 molestarlo. Aunque parece que le caigo en gracia, no es por ning鷑 motivo especial. El sello es nuestro, pero no por nuestro legado familiar. Registr� el sello y la cresta familiar con el t韙ulo de nobleza que me dan por ser mago. No somos m醩 que una familia de miserables que tuvieron algo de suerte. No dije nada porque no quer韆 arruinar tus sue駉s, ya era suficiente decepci髇 ser un mago de sombras. —Xavier entr� en la habitaci髇 que compart韆 con sus hermanos.
Su familia se qued� sentada en la mesa. Estaban embriagados con sus sue駉s y las noticias que les dio Xavier les quit� la borrachera de golpe. Euraclio dej� caer el sello de bronce en sus manos, que acab� en el suelo sin que a nadie le importara. Realmente no era m醩 que un trozo de metal.
Empezaba a caer ya la tarde, pero a鷑 era temprano. Xavier sali� de la habitaci髇 vestido con sus trapos gastados de campesino. Pas� al lado de su familia sin decir palabra y se fue a trabajar. Sus hermanos le siguieron poco despu閟. Su padre y su madre se quedaron atr醩.
—Era todo mentira —se lament� Euraclio cogiendo el anillo que estaba sobre la mesa—. Mi padre, mi abuelo, me contaron un mont髇 de mentiras. —Euraclio empez� a re韗se.A case of theft: this story is not rightfully on Amazon; if you spot it, report the violation.
—No tiene importancia —dijo Merila—. Al menos, ahora pagaremos menos impuestos. Nuestra vida ser� m醩 f醕il.
—ft!, esto no es una vida, somos unos desgraciados —reproch� Euraclio.
Merila se levant� de la mesa sin decir nada y empez� a hacer sus tareas del hogar. Euraclio se qued� en la mesa mirando el anillo. No sab韆 qu� hacer. No ten韆 esperanzas. Siempre hab韆 cre韉o que un d韆 suceder韆 algo y dejar韆 de ser pobre, que su vida cambiar韆. Esas historias de su abuelo y su padre le daban fe de que exist韆 un mejor futuro para 閘 y su familia. Eran la 鷑ica familia de toda la villa con un apellido, siempre hab韆n sido pobres, pero ten韆 la certeza de que eran diferentes a los dem醩, solo hab韆n tenido mala suerte. El despertar de Xavier deb韆 ser ese evento que pondr韆 su destino en marcha. Ahora todo eso se hab韆 perdido.
Tras unas horas, el sol se hab韆 puesto. Xavier y sus hermanos volv韆n del campo, llenos de sudor y tierra.
—Pa, ma馻na tienes que hablar con los vecinos —dijo Orli sent醤dose a la mesa.
Merila ya hab韆 preparado la cena: boniatos hervidos y un guiso de vegetales y hierbas. La familia se sent� a comer como siempre, aunque el ambiente era l鷊ubre.
—Xavier, 縞u醤to valen las ropas de noble que trajiste? —pregunt� Euraclio.
—Clinton las compr� por veintid髎 monedas de plata —contest� Xavier.
—eintid髎 monedas de plata! —repitieron Orli y Euraclio a la vez, asombrados.
—Con ese dinero podr韆mos vivir durante a駉s —calcul� Merila.
—Necesitar� ropas —dijo Xavier—. Voy a ir a la academia de magia. En dos meses entrar� en la torre de Liev.
—Tonter韆s, eres un mago de sombras. Es una p閞dida de tiempo y dinero —refut� Euraclio.
—Soy un mago dual. Tal vez pueda hacer algo con la magia de fuego —replic� Xavier.
—Ni hablar, eso es un desperdicio —volvi� a negar Euraclio.
—Ya tom� la decisi髇 —reafirm� Xavier.
—縌ue tomaste la decisi髇?, 縌ui閚 te crees que eres? —pregunt� Orli.
—El 鷑ico mago de la familia, el 鷑ico motivo por el que somos nobles y por el que nos ahorraremos una moneda de plata al a駉 en impuestos. El 鷑ico motivo por el que esta casa es nuestra. 縏� qui閚 eres? —espet� Xavier, mirando a Orli fijamente. —Y deja de comerte mi avena—.
—Xavier, tienes que pensar en la familia —dijo Euraclio.
—Eso hago, todo lo he hecho por la familia. Y vosotros os hab閕s vuelto se駉res nobles, ricos en fantas韆s, ignorando todo lo dem醩 —reproch� Xavier—. En la torre tal vez pueda hacer relaciones con los nobles, ganar su confianza y conseguir un buen trabajo. Si mi magia de fuego no es suficiente... puedo trabajar en los escuadrones de subyugaci髇.
Todos sab韆n lo que significaba eso. Los magos de sombras muy desesperados hac韆n ese tipo de trabajo. La ratio de fatalidades era muy alta e incluso los que sobreviv韆n a varios trabajos acababan con la enfermedad del miasma y mor韆n unos a駉s despu閟.
—De todas formas, venderemos los trajes. Es mejor comprar trajes de una moneda de plata y tener varios y algo de dinero para la familia —razon� Xavier.
—Iremos ma馻na al pueblo a venderlos —accedi� Euraclio.
Inicialmente pens� en forzar a Xavier a abandonar la loca idea de ir a la torre de Liev. Ese dinero podr韆 ser 鷗il para la familia, no deb韆 malgastarse, pero la idea de hacer relaciones con los nobles de verdad era algo valioso en s� mismo. A鷑 hab韆 posibilidad de que la familia entrara en el camino de la grandeza y la fortuna.
Al d韆 siguiente fueron a vender las ropas a Humol. El sastre intent� regatear tanto como pudo, y Xavier y su padre tambi閚. Inflaron el precio de las ropas a veintis閕s monedas en total. El Sastre les pag� solo quince monedas de plata y cuatro de sus trajes de una moneda de plata cada uno. Ya de paso fueron a la oficina local. Xavier entreg� su carta de invitaci髇 a la torre de Liev con el sello de su familia.
De vuelta en casa, Xavier contaba con cinco trajes para usar en la torre y cinco monedas de plata. Diez monedas de plata se quedar韆n con la familia. Con eso pagar韆n los impuestos del rey diez a駉s. Todo lo que ganaran de ahora en adelante en el campo ser韆 para ellos mismos. Eso les ayudar韆 a mejorar la situaci髇 familiar.
La realidad de los De Vonder se hab韆 hecho conocida. Los gritos de Xavier llegaron a los o韉os de los vecinos. Solo eran nobles de t韙ulo, nada m醩. Eran tan pobres como los dem醩 y ten韆n que trabajar como todos. No habr韆 tratos especiales de ning鷑 tipo. Incluso hab韆 algunas miradas de desd閚 hacia Xavier.
—Vaya in鷗il, nace mago y acaba siendo mago de sombras. Menudo fracasado —comentaba alg鷑 vecino en sus tertulias con los dem醩 campesinos.
Trina ni siquiera le miraba.
—Trina, yo puedo...
—D閖alo, Xavi, eres un fracasado, como todos los dem醩 hombres de esta villa. Yo necesito un hombre de verdad, un caballero, un mago de verdad, un noble con fortuna. Deja de so馻r, ni駉. —Estas palabras destrozaron a鷑 m醩 la poca autoestima que ten韆 el chico.
Volvi� el status quo. Era tan in鷗il como siempre. Aunque, por un lado, al menos, su hermano no se com韆 su avena si se levantaba unos minutos tarde. Los d韆s pasaron r醦idamente. Los 鷏timos dos d韆s antes de partir a la torre de Liev, Xavier se sentaba a mirar los campos en los cuales hab韆 estado trabajando desde que pod韆 recordar. Tan pronto tuvo fuerzas suficientes, aun siendo un ni駉, empez� a ayudar con las tareas. Sembrando semillas, cargando frutos o haciendo cualquier otra cosa.
—No puedo creer que vaya a extra馻r esto —dijo para s� mismo.
El d韆 esperado lleg�. Un carruaje tirado por t鷐ulos par� directamente frente a su casa. Su familia se sorprendi�. Nunca hab韆n visto un carruaje de t鷐ulos. Las fantasmag髍icas criaturas parec韆n extra韉as de las pesadillas.
—u� p閞dida de tiempo! Buena suerte, de todas formas —se despidi� Orli.
—Cu韉ate —dijo Ferol con desinter閟. A鷑 segu韆 en contra de desperdiciar todas esas monedas de plata en un mago de sombras.
Su madre le dio un abrazo. Todos segu韆n pensando que era un desperdicio, pero tal vez el chico lograr韆 hacer algo y cambiaba la situaci髇. Su padre se acerc� a 閘 y le entreg� el anillo de bronce.
—Es tuyo, es tu sello, esta familia es por fin noble gracias a ti. Ya no es una historia de un par de viejos mentirosos. Los nobles de la familia De Vonder existen. Este es tu sello y tu cresta familiar. —Euraclio le dio un abrazo.
Xavier subi� al carruaje, mir� por el cristal de la ventana a su familia y un instante despu閟 ya no estaban. Su casa desapareci� y una sucesi髇 r醦ida de im醙enes ocup� su lugar. Cinco trajes de noble, cinco monedas de plata, un chico de diecis閕s a駉s, mago de un elemento in鷗il y un mont髇 de esperanzas se dirig韆n a la torre de Liev.