Home Genre tragedy Reino de Fuego y Sombras I: Un mago inutil (Version Spanish/español)

  Llegaron a la ciudadela de Farpas pasado el mediod韆. Hab韆 incluso m醩 actividad que en Mennor y mejores tiendas. La nobleza de la zona era m醩 refinada, con m醩 lujo. No era tan esplendorosa como Telasa, pero se notaba la riqueza; se pod韆 ver alg鷑 plebeyo vestido con trapos, pero en general sus ropas eran mejores que las de la villa. Pocas edificaciones eran de madera, casi todo era de piedra. Xavier hab韆 parado en Mennor de camino a la torre de la Guardia, pero no dur� mucho en la ciudadela. Ahora que caminaba por las calles de Farpas con Clinton, pod韆 apreciar en detalle las diferencias entre una ciudadela y un pueblo como Humol.

  —Este lugar se ve bien —dijo Clinton caminando hacia una tienda de ropas.

  Cuando entraron en la tienda, la variedad y cantidad de vestimentas era muy superior a lo que hab韆 visto Xavier en las tiendas de Humol.

  —Buenos d韆s a sus se駉r韆s —les dio la bienvenida una vendedora. Tan pronto los vio entrar, analiz� la ropa y las maneras de Clinton: un noble de clase alta. El hombre que le acompa馻ba ten韆 una vestimenta m醩 simple, pero se trataba de un mago, la insignia en su pecho lo delataba. Hoy ser韆 una buena venta

  — 緿esean algo en particular?—

  —El se駉r mago aqu� presente requiere un par de atuendos para una cena de gala —respondi� Clinton, empujando a Xavier hacia la vendedora.

  —Por supuesto. Ser� un placer ayudarles —dijo la chica con el brillo de las monedas en los ojos y arrastrando al perplejo Xavier.

  —Este traje le sentar韆 muy bien, y este otro y este otro— La chica eleg韆 ropa para Xavier, una tras otra.

  Mientras tanto, Clinton parec韆 divertirse, sobre todo cada vez que se mencionaba el precio de la pieza de ropa en cuesti髇 y la cara de Xavier se tornaba m醩 p醠ida. La idea de irritar a su padre no ten韆 precio. Demostrar poder韔 y fortuna delante de un plebeyo era un extra, adem醩, con este acto podr韆 asegurar un mago de sombras para sus futuros planes. Para 閘 era como un circo.

  Al final de la aventura, Xavier acab� con tres trajes diferentes. Un total de veintid髎 monedas de plata fueron entregadas a la vendedora. Xavier casi se desmaya. Esa cantidad de dinero ayudar韆 a su familia a comer durante al menos tres a駉s. Pero en unos minutos todo se hab韆 gastado en ropa. Clinton pag� por todo como si no fuese de su incumbencia.

  —No est� mal —evalu� Clinton—. No son de la mejor calidad, pero comparado con lo que tra韆s, es aceptable. Con estas ropas estar醩 bien en la celebraci髇.

  Ya en el carruaje, Xavier no pudo resistir la duda.

  —Clinton, 縫uedo preguntar algo? —Xavier no quer韆 ofender a su benefactor, pero ten韆 curiosidad.

  —Adelante, pregunta—

  —緾u醤to cuestan tus ropas actuales? —pregunt� Xavier.

  —umm!, supongo que una o dos monedas de oro, aproximadamente —contest� Clinton con una sonrisa. Tenia a Xavier en el bolsillo y lo sabia.

  Xavier casi sufre un ataque al coraz髇. Una moneda de oro eran cien monedas de plata. Eso eran a駉s de trabajo y sufrimiento para su familia. Sin embargo, los nobles gastaban monedas de oro como si fueran gotas de agua. Previamente, Xavier dudaba si deb韆 asistir a la torre de Liev, despu閟 de todo, un mago de sombras es in鷗il. Ahora entend韆 que la torre y su estatus como mago eran el 鷑ico camino hacia un futuro mejor. Tal vez podr韆 hacer relaciones y amistades con nobles y ricos en la torre. La diferencia entre nobles y campesinos era abismal, pero tal vez en la torre de Liev podr韆 acortar esa distancia. Mientras tanto, Clinton era pura sonrisa, por alg鷑 motivo se le ve韆 m醩 feliz de lo normal.

  Cuando llegaron a la mansi髇 de los Van Ferra, Xavier volvi� a sentir el shock de la diferencia de clases. La mansi髇 del se駉r de Humol era algo extraordinario a sus ojos, pero la de un noble de alto estatus era totalmente diferente. Tal vez nadie en Humol hab韆 estado en una mansi髇 tan grande.

  M醩 de cien metros de flores separaban la puerta principal de la mansi髇 y la muralla, custodiada por los guardias. La edificaci髇 era enorme, totalmente hecha en piedra; dorado en los bordes de las paredes y verde eran los colores m醩 abundantes. Escaleras de m醨mol blanco sub韆n hasta la puerta de la mansi髇, a cada lado del marco dos estatuas de pavos reales hac韆n de custodios. El carruaje se detuvo justo frente a las escaleras.

  —緾u醤tas habitaciones tiene este lugar? —pregunt� Xavier, a鷑 en trance.

  —Esta solo tiene diez —respondi� Clinton—. Seguro que en unos a駉s requeriremos algo m醩 grande.

  —Algo m醩 grande... —Xavier segu韆 perdido en el asombro. Este lugar no ten韆 comparaci髇 con la miserable casa en la que viv韆. Ten韆n solo dos habitaciones, la de sus padres y la que compart韆 con sus dos hermanos. No hab韆 muchas comodidades y ni hablar de privacidad. Cuando sus padres se enfrascaban en momentos de pasi髇, la 鷑ica opci髇 era hacerse el dormido hasta que acabara el evento.

  —Vamos a comer, muero de hambre —anim� Clinton, invitando a Xavier a entrar a la mansi髇.

  —Voy a coger las cosas del coche.

  —Olv韉alo, para eso est� la servidumbre. D閖alos hacer su trabajo —urgi� Clinton. Su sonrisa hab韆 desaparecido. Su cara se hab韆 tornado inexpresiva. Esto sorprendi� a Xavier, era como si estuviese viendo una m醩cara de porcelana.

  Xavier y Clinton hab韆n llegado justo a tiempo para la comida. Guiado por Clinton, se acercaron al comedor de la mansi髇. Xavier empez� a ver a los criados y sirvientes. Todos vest韆n ropas casi igual de finas que su traje actual.

  —Buenos d韆s —salud� Clinton a los presentes en la mesa.

  —Seron, pon otro juego de cubiertos en la mesa para mi invitado —mand� Clinton con su rostro de mu馿co de cer醡ica inexpresivo.

  Los presentes miraron detr醩 de Clinton. El chico que al inicio pas� desapercibido ahora capt� su atenci髇. Inicialmente no le dieron importancia, sus ropas b醩icas le hac韆n parecer uno m醩 de los sirvientes. Fuera de Seron, el mayordomo, los Van Ferra no pon韆n mucha atenci髇 a la servidumbre, para ellos eran m醩 objetos m髒iles que personas. Sin embargo, la insignia de mago en su pecho les hizo entender que se trataba de un mago... de sombras.

  En ese momento Sven van Ferra entraba en el comedor. Detuvo sus pasos al ver a Xavier, al cual reconoci� de inmediato. 獷se pueblerino andrajoso�, pens� Sven mientras hac韆 lo imposible para controlar su ira y disgusto.

  —Padre —salud� Clinton con una ligera reverencia. Mientras su cara se manten韆 impasible, por dentro disfrutaba del esfuerzo que su padre hac韆 para no mostrar su c髄era. —縍ecordar醩 a nuestro colega mago, Xavier de Vonder?

  獵olega...�, pens� Sven. La sola idea de considerar a ese mugroso, in鷗il mago de sombras, fracasado, como un miembro de la casta de los magos le resultaba nauseabundo.

  —Claro que lo recuerdo —respondi� Sven sin poner m醩 atenci髇 a Xavier. Las venas de su frente estaban a punto de explotar y ten韆 la mand韇ula contracturada.

  Desde que Clinton hab韆 despertado como mago, su actitud era cada vez m醩 incomprensible; hac韆 cosas irracionales. Los disgustos estaban caus醤doles una 鷏cera tanto a Sven como a otros miembros de su familia.

  —Xavier, esta es la familia Van Ferra. Mi madre, Biela; mi hermano mayor, Emer; mi hermana mayor, Martel. Estoy seguro de que pasar醩 un buen tiempo aqu� y podr醩 apreciar la hospitalidad y clase de nuestra familia —dijo Clinton como indirecta mientras presentaba a su familia.

  Xavier hizo una reverencia.

  —Encantado de conocerlos—. Por respuesta recibi� una mueca que simulaba una sonrisa de Biela, mientras Emer y Martel le ignoraron.

  El ambiente en la mesa era de una tensi髇 tan palpable que se pod韆 cortar con un cuchillo. La cara de Clinton segu韆 tan inexpresiva como siempre, mientras en su mente disfrutaba del estresante ambiente. Xavier se sent韆 muy inc髆odo con la situaci髇. Sin embargo, el aroma de la comida le hizo obviar el desagrado. Intent�, en la medida de lo posible, copiar las maneras de Clinton.

  Al poner atenci髇 a su alrededor, Xavier se percat� de que la mansi髇 era tan opulenta por dentro como por fuera. Varios retratos y pinturas de los antiguos miembros de la familia adornaban las paredes del comedor. La mesa era amplia, como para veinte personas, la madera pulida a la perfecci髇 distaba mucho de las tablas r鷖ticas de su casa. Las sillas estaban cubiertas con c髆odos cojines, y candelabros de plata colgaban de las paredes.

  Cuberter韆 de plata, cristal y porcelana cubr韆 la mesa. Pa駏elos blancos como las nubes para limpiarse la boca o secarse las manos tras lavarlas. Dos grandes bandejas de pan en los dos extremos de la mesa. Sin embargo, nadie los tomaba. Se馻laban a una de las bandejas y los sirvientes tra韆n el pan.

  El plato de entrada era una sopa. Cada miembro de la familia tomo una pieza de pan. Para Xavier esto no era pan. El pan que 閘 conoc韆 era duro, con un color marr髇 y peque駉s fragmentos de varios granos dentro. Este pan era blanco y suave. Al probar la sopa casi se desmaya. Diferentes especias y trozos de pescado compon韆n el plato. Era dif韈il conseguir pescado en Humol, todo el que consegu韆n era salado, seco y muy caro. El pescado fresco era imposible de adquirir para los pobres. Sin darse cuenta, Xavier com韆 casi con desesperaci髇, mientras todos en la mesa le miraban con horror. Para ellos era como un animal salvaje. El 鷑ico que parec韆 no estar asombrado era Clinton. Su rostro se manten韆 sereno y relajado mientras com韆 su sopa despacio. Sin embargo, tras su rostro inexpresivo encontraba las maneras de Xavier nauseabundas. Si no fuera porque lo necesitaba en la torre de Liev y porque quer韆 molestar a su familia, 閘 mismo lo habr韆 sacado a patadas de la casa.

  —hem! —El sonido emitido por Biela hizo despertar a Xavier de su frenes�. Mir� a su alrededor. Clinton parec韆 una estatua. La cara de Biela estaba roja. Emer y Martel ten韆n rostro de sorpresa y miraban a Xavier con la boca abierta, como quien mira a un animal extra駉 haciendo algo indescriptible. Sven ten韆 venas pulsantes en la frente y la mand韇ula apretada al extremo. Se pod韆 escuchar el rechinar de sus dientes.

  —Deliciosa sopa —adul� Xavier, intentando esconder la verg黣nza.

  —Me alegro de que te guste —dijo Clinton con el mismo rostro inexpresivo. Por dentro sent韆 una mezcla de repugnancia y placer a la vez. El contraste entre el asco que le produc韆n las maneras de Xavier y la cara de disgusto de su familia era una experiencia nueva, que cre韆 imposible.

  Plato tras plato fueron pasando por la mesa. Aunque Xavier controlaba su velocidad al comer, terminaba mucho antes que los dem醩 y su plato siempre estaba vac韔. Una carne con salsa agridulce. Arroz caldoso con aves. Un postre muy delicado y fino a base de leche. Todo con un sabor exquisito y, para finalizar, un t�. Hab韆 varias tazas de az鷆ar para endulzar al gusto y Xavier decidi� aprovecharlas. Al terminar la comida la familia se dividi� sin mediar palabra.

  —Clinton, necesitamos hablar —dijo Sven levant醤dose de la mesa, mientras le fulminaba con la mirada.

  —Xavier, Seron te mostrar� tu habitaci髇 —inform� Clinton para luego seguir a su padre al despacho.

  Sven cerr� la puerta de su despacho tras la entrada de Clinton. Su rostro era pura ira. Mientras la cara de Clinton era tan inexpresiva como siempre.

  —縏e has vuelto loco? —grit� Sven—. 緾髆o traes a nuestro hogar, a nuestra mansi髇, a esa rata de campo?

  —Es un mago, igual que nosotros, no veo el problema —respondi� Clinton.

  La rabia de Sven se desbord�, su mano se movi� para abofetear a Clinton, el cual se inclin� hacia atr醩, los dedos de Sven pasaron rozando la barbilla de Clinton. Sven y Clinton se miraron a los ojos. La cara de Clinton segu韆 siendo una m醩cara de porcelana que no expresaba emociones, la de Sven hab韆 cambiado, hab韆 cometido un error. Clinton era el futuro l韉er de la familia, un mago con una afinidad elemental que doblaba la de Sven, impasible, met骴ico y sumamente fr韔. Sven se dio la vuelta camino de su escritorio y se sent� en su silla. No mediaron palabras, no hab韆 necesidad, Clinton guardar韆 este evento en su memoria y Sven a鷑 era el se駉r de la casa, no se disculpar韆 con su irreverente hijo. Clinton se dio la vuelta y sali� de la habitaci髇, con una sonrisa macabra adornando su rostro.Unauthorized duplication: this narrative has been taken without consent. Report sightings.

  Emer, el hermano mayor de Clinton, estaba en su habitaci髇 consumido por su rabia. 緾髆o se atrev韆 Clinton a traer la basura que Emer consideraba simples juguetes a su mansi髇, a su mesa? Era una ofensa. 獷se imb閏il�, dijo Emer para s� mismo. Pero no hab韆 nada que pudiese hacer. Clinton era un mago, en un futuro cercano, m醩 poderoso que su propio padre. Un sinn鷐ero de ideas pasaban por su cabeza. Veneno, un apu馻lamiento, hab韆 mil formas de deshacerse de su hermano, pero asesinar a un mago era un gran crimen, acabar韆 en la horca. Emer se dej� caer, apoyado en la puerta de su habitaci髇, con la cabeza baja y mirando hacia el suelo.

  Al entrar a la habitaci髇 a la que Seron le hab韆 llevado, Xavier volvi� a sorprenderse. Una cama enorme, m醩 grande que la de sus padres, se encontraba en el centro. S醔anas de colores vivos y sin agujeros. Esta habitaci髇 era m醩 grande que la de sus padres y la suya juntas.

  —Sus pertenencias est醤 sobre la cama, su se駉r韆. La cena ser� a las ocho —inform� Seron para luego salir de la habitaci髇 y cerrar la puerta.

  Xavier se acerc� a la cama. Al tocarla, su mano se hundi� levemente. No estaba hecha de cuerda tejida, como la de su casa. Las s醔anas emit韆n un olor suave a lavanda. Las almohadas eran de plumas. Sobre la cama reposaban los tres trajes que hab韆n costado una fortuna.

  —As� viven los nobles —dijo Xavier en voz baja.

  Al abrir una puerta de madera entr� en lo que solo pod韆 ser el ba駉. Un asiento de piedra tallada con una tapa cubr韆 la letrina. Un envase de porcelana con agua fresca y una jarra para ba馻rse; el agua ca韆 al suelo de piedra pulida y sal韆 por un agujero en la pared. Ten韆 su propio ba駉 en la habitaci髇. Xavier sali� de 閘 al escuchar los golpes de alguien que tocaba la puerta. La sensaci髇 era extra馻, en su casa no hab韆 puertas, salvo la de la entrada. El resto de la casa estaba dividido por cortinas. Xavier abri� la puerta.

  —Clinton.

  —縋uedo pasar? —pregunt� Clinton. Su cara ya no era una roca sin emociones, una sonrisa de oreja a oreja adornaba su rostro. Ten韆 un cierto tono macabro.

  —Por supuesto, es tu casa —respondi� Xavier haci閚dose a un lado.

  —縏e gusta tu habitaci髇? —pregunt�.

  —縂ustarme?, Esto..., esto es demasiado. En serio, no s� qu� hago aqu� y me muero de nervios. Ma馻na, la fiesta... todos esos nobles. —Estaba nervioso, solo de pensarlo se le sub韆 el coraz髇 a la garganta.

  —Tranquilo, estar醩 bien, son solo personas. Deber韆s acostumbrarte, vivir醩 con los nobles en la torre de Liev —le record� Clinton.

  —No s� si voy a asistir —refut� Xavier mirando al suelo.

  —No veo motivo para no hacerlo —expres� Clinton, que estaba interesado en que asistiera a la torre de Liev a cualquier costo.

  —Soy un mago de sombras, no hay futuro para un mago de sombras... salvo los escuadrones de subyugaci髇, que adem醩 no son muy frecuentes —le record� Xavier.

  —Eres un mago dual, con trazas de fuego. Seguro que puedes hacer algo con eso. Aunque un mago con un dos por cien de afinidad es el m韓imo inferior que se necesita para poder ser 鷗il en combate, debe haber alguna forma de aprovechar tu dualidad. Adem醩, no pierdes nada. Puedes ser granjero o agricultor despu閟 de salir de la torre de Liev —argument� Clinton.

  —Supongo que tienes raz髇 —admiti� Xavier, dejando caer los hombros en se馻l de derrota.

  —Dejemos de hablar de temas tan serios, te mostrar� el lugar —dijo Clinton.

  Salieron de la habitaci髇 y pasearon por los alrededores de la mansi髇. El lugar era enorme, el terreno cubr韆 una gran extensi髇. En la distancia se ve韆n los campos con cultivos, que eran atendidos por los plebeyos sobre los que mandaban los Van Ferra. El d韆 lleg� a su fin, la cena fue servida y el ambiente segu韆 siendo tan tenso como en la comida, aunque esta vez Emer no estaba presente, pues decidi� permanecer en su habitaci髇.

  Tras la cena, partieron hacia sus habitaciones. Xavier se tir� en la c髆oda cama. Era como acostarse en una nube, no tard� en dormirse. Al d韆 siguiente le despert� un toque en la puerta: Seron le avisaba de que era hora del desayuno. Xavier se sent韆 refrescado. Nunca hab韆 descansado tan bien en su vida. Se sent韆 como si sus m鷖culos y articulaciones se hubiesen relajado por primera vez. Pronto volvi� a sentir un poco de angustia. Hoy vendr韆n todos esos nobles y magos de alto nivel. Despu閟 de lavarse, se cambi� de ropa y se puso uno de sus nuevos trajes, que para 閘 costaban una fortuna. Reserv� el m醩 caro para la tarde.

  —Buenos d韆s —salud� Xavier sent醤dose a la mesa.

  —Buenos d韆s —le contest� la m醩cara facial s髄ida de Clinton.

  Los dem醩 miembros de la familia se mantuvieron en silencio. De nuevo Emer se hab韆 quedado en su habitaci髇. El desayuno fue delicioso y abundante: quesos, pan fresco tostado con abundante mantequilla y mermelada, huevos pochados, t� con leche. Tras levantarse de la mesa, Xavier y Clinton caminaron por los alrededores. Los sirvientes trabajaban a ritmo acelerado, preparando la estancia para la fiesta. A mediod韆 empezaron a llegar los invitados. Carruaje tras carruaje, bajaban nobles de diferentes castas. Los Van Castin y los Van Feldin hac韆n acto de presencia. Cliford, Samanta, Heigdal, Lugo, varias caras conocidas y muchas otras de las que no ten韆 ni idea.

  —Clinton, Xavier, buenos d韆s —saludaba Maurius, estrechando las manos de ambos.

  —縌u� tal todo, Maurius? —pregunt� Clinton.

  —Esperando el d韆 de ir a la torre de Liev —respondi� Maurius sonriente.

  Astrid van Castin se acerc� al tr韔 sin invitaci髇.

  —Clinton, Maurius... y el mago de sombras. Buenos d韆s —salud� Astrid.

  —Astrid —dijeron los tres a la vez.

  Hablaron de peque馻s cosas y temas insulsos de nobles durante un buen rato. Xavier se qued� all� de pie como una planta, escuchando sobre nuevos postres o tiendas que anunciaban su apertura en una ciudad o en otra. Luego comentaron de la posibilidad de una guerra entre dos reinos al oeste, del otro lado del mar, y las posibilidades de hacer dinero comerciando. Algunos conflictos con el reino de Veldat. Un escuadr髇 de subyugaci髇 tuvo unos resultados catastr骹icos en el reino vecino de Orphen. Aunque lograron destruir el n鷆leo de la anomal韆, hubo muchos da駉s, varios mercenarios, caballeros e incluso algunos magos murieron... Por suerte, la mayor韆 eran magos de sombras.

  Mesas con abundante comida y bebidas de todo tipo se extend韆n a lo largo del patio de la mansi髇. Los magos y familiares nobles hablaban entre ellos. Salvo por Maurius y tal vez Clinton, todo el mundo ignoraba a Xavier. Se hab韆 extendido el rumor de que solo era 玪a mascota� de Clinton, un extra駉 capricho del exc閚trico joven. Emer apareci� vestido con un estupendo traje, ocasionalmente lanzaba una mirada de desagrado a Xavier, al igual que Sven y el resto de los Van Ferra. Excepto los sirvientes, todos estaban mejor vestidos que Xavier. Samanta y Lugo lo ignoraron como si no existiera.

  Cuando los Van Derrama hicieron acto de presencia, Clinton se alej� de Xavier, y se dedic� a interactuar con la familia con la que podr韆 quedar vinculado en un futuro. Maurius fue arropado por toda clase de nobles.

  Tras una hora de verg黣nza y ser ignorado, Xavier acept� lo que ya sab韆: no era bienvenido all�. Ese no era su lugar ni su ambiente. Dado que todo el mundo pasaba de 閘, decidi� dedicarse a la comida. Prob� todos los bocadillos. Diferentes platos y bebidas. Esta era una oportunidad 鷑ica en su vida y comi� hasta estar a punto de reventar. Se alej� del alcohol, lo 鷏timo que necesitaba era emborracharse y hacer el rid韈ulo u ofender de forma grave a un noble.

  —La verdad es que no esperaba que los Van Ferra fuesen tan generosos como para invitar a un plebeyo, sois una familia muy magn醤ima —coment� Yuri a Sven refiri閚dose a Xavier.

  —Hay que ser amable con los menos afortunados —respondi� Sven intentando sonar fil醤tropo.

  —Sin duda, su familia es un ejemplo de nobleza —coment� Valen van Castin.

  A Clinton le irritaba que su padre cosechara puntos con su peque馻 jugarreta. Esto no era parte del plan. Sin embargo, su cara segu韆 siendo una m醩cara. Manten韆 una conversaci髇 superflua con Davne van Derrama, la hija de Yuri. Su afinidad elemental era tierra con un ocho por cien. Clinton se acababa de enterar de que la joven no asistir韆 a la torre de Liev, aprender韆 magia en una academia privada. Clinton no la hab韆 visto en unos a駉s. Prefer韆 no participar en muchos eventos sociales y fiestas, las consideraba aburridas, solo los eventos que inclu韆n a miembros de la corte o de la realeza llamaban su atenci髇, sin embargo, a pesar de ser su familia noble de clase alta, eran invitados a pocos de estos eventos. Davne hab韆 subido mucho de peso. A pesar del maquillaje se pod韆 ver que ten韆 alg鷑 problema de la piel.

  玁i de broma�, pensaba Clinton. 玁o voy a pasar el resto de mi vida atado a esta mujer, podr韆 comerme mientras duermo, ya buscar� la forma de romper el compromiso�. La chica le recordaba a su hermano Emer. Adem醩, era una maga con una afinidad menor que la suya, no la consideraba una pareja apta.

  Mientras tanto, Sven no paraba de mirar de vez en cuando en direcci髇 a Xavier. Por suerte y hasta el momento, salvo por arrasar con la comida como si fuese un jabal�, no hab韆 hecho nada vergonzoso. Sven manten韆 su sonrisa, pero no pod韆 esperar el momento en el que pudiera deshacerse de esa cucaracha. Sven hizo un brindis en honor a los nuevos magos. Empezaron a beber. Algunos magos ya mostraban signos de embriaguez. Xavier se mantuvo en un segundo plano y guard� silencio, concentr醤dose en la comida. La velada trascurri� sin m醩 incidencias, baile, bebida, discusiones sobre pol韙ica y la posibilidad de una guerra contra el Reino de Veldat en los pr髕imos a駉s. Los prospectos de los j髒enes magos. Posibles uniones entre familias.

  Al caer la noche, la fiesta se disgregaba. Los nobles volv韆n a sus respectivas tierras. Aunque las carreteras y caminos eran peligrosos durante las noches, casi todas las familias nobles ten韆n al menos a un mago y/o una escolta de caballeros. Criminales o bestias salvajes no ser韆n un problema. La fiesta hab韆 terminado y todo el mundo volv韆 a casa o a sus habitaciones. Xavier y Clinton se despidieron de Maurius y su familia. Xavier subi� a su habitaci髇 y se durmi�.

  Al d韆 siguiente fue despertado nuevamente para el desayuno. Volvi� a cambiarse de ropa. En la mesa solo estaban 閘 y Clinton. El resto de la familia no hab韆 bajado a鷑. Tras el copioso desayuno Clinton y Xavier dieron un peque駉 paseo por el jard韓 antes de despedirse. Se hab韆 terminado el cuento de hadas, era hora de volver a la miseria.

  —No entiendo por qu� has hecho esto —dijo Xavier.

  —Muy simple, quer韆 irritar a mi padre. Creo que no es una noticia para ti el hecho de que los nobles y mi familia te ven como algo m醩 parecido a una plaga que una persona—

  —Lo he notado—

  —Como soy mago, soy una utilidad para mi familia, quieren controlarme y decidir por m�, pero soy un hombre al que no le gusta que le digan qu� hacer. Tu presencia durante los 鷏timos d韆s ha sido muy irritante para mi familia y eso me parece divertido. Yo irrito a mis padres y t� obtienes una prueba de la vida de un noble. —Sus argumentos eran l骻icos y racionales. Desde el desayuno, la actitud de Clinton hab韆 cambiado; su cara era indiferente incluso cuando estaba a solas con Xavier.

  Era obvio que no eran amigos, las cosas entre Clinton y Xavier hab韆n llegado a su fin. La situaci髇 le dio un poco de paz a Xavier, no quer韆 hacerse falsas ilusiones. Tras concluir el paseo subi� al carruaje.

  —Espero verte en la torre de Liev —dijo Clinton con cara seria. Xavier no respondi�, mir� hacia el suelo y el carruaje se puso en marcha.

  Al darse la vuelta, Clinton mir� la mano con la que se hab韆 despedido de Xavier. Su rostro ten韆 un gesto de asco. Al volver a entrar en la casa, su familia ya hab韆 bajado para desayunar. Hab韆n cambiado los manteles.

  —Quemad las s醔anas que us� ese apestoso —orden� Sven de mala gana.

  —縋or qu� nos has hecho esto? —pregunt� su madre a Clinton. — A veces creo que lo haces solo por molestarnos. Hemos tenido que soportar a esa bestia durante d韆s —.

  —No era la intenci髇 —minti� Clinton con su cara inexpresiva—. Si me disculpan, subir� a mi habitaci髇. —Clinton ignor� las demandas de su familia y sali� del comedor.

  Al subir a su habitaci髇 cerr� la puerta con llave y sac� de su armario un libro. Dentro del libro hab韆 una p醙ina suelta. Este era su peque駉 secreto. Lo hab韆 comprado dos a駉s antes en unas vacaciones familiares. Un bazar miserable en uno de los callejones de la ciudadela de Eltinar, en el Reino de Orphen, lo ten韆 tirado en una esquina junto a otros libros viejos. Normalmente, la nobleza no asiste a tales lugares inmundos, pero Clinton solo lo hizo por molestar a su hermano. Un fragmento de una insignia de magia llam� su atenci髇.

  —縐n libro de magia aqu�? —se pregunt� Clinton a si mismo.

  Su curiosidad lo llev� a tomar el libro, pero al abrirlo no era un libro de magia. La portada de un libro de magia de sombras hab韆 sido reutilizada en otro libro. La nueva capa externa, pobremente colocada, se hab韆 despegado y se pod韆 ver un fragmento de la insignia de la magia de sombras.

  —No s� qu� esperaba, es solo basura —dijo Clinton por lo bajo.

  Estaba a punto de tirarlo cuando la capa externa del libro original empez� a despegarse. Debajo de la portada hab韆 algo escrito. Todos los hijos de nobles le韆n cosas b醩icas sobre magia en los libros de sus padres si eran magos. Algunos nobles sin magos en la familia compraban libros de magia y los ten韆n en sus estanter韆s por si alguno de sus hijos despertaba como mago alg鷑 d韆. Clinton reconoci� las runas. Aunque su conocimiento era muy b醩ico, todo el mundo sab韆 algo sobre el Taboo, el 鷑ico pecado imperdonable en el mundo de magos. Solo la magia prohibida usaba diagramas, pentagramas y c韗culos m醙icos.

  —agia arcana! —dijo Clinton con sorpresa.

  Mir� en todas direcciones, pens� en tirar el libro... Sin embargo, la magia arcana era la forma de magia m醩 poderosa conocida, aunque el precio a pagar por su uso era exagerado. Clinton decidi� quedarse con el libro. Pag� diez monedas de cobre por 閘. El due駉 del bazar lo estaba estafando, pero no pod韆 esperar menos, ning鷑 plebeyo perder韆 la oportunidad de extraer algunas monedas de un noble. A Clinton no le import�, pag� por el libro y sali� de la tienda.

  Su familia har韆 preguntas si se presentaba con un libro comprado en un bazar. Clinton busc� una zona con un poco de privacidad. Revis� el libro. Sin duda la 鷑ica cosa 鷗il era la portada. Arranc� la cubierta. Alguien hab韆 ocultado una p醙ina bajo la portada. Clinton se las arregl� para arrancar la p醙ina con el menor da駉 posible y esconderla en su traje. El resto de la cubierta era in鷗il y solo el segmento anterior serv韆. El segmento posterior era de otro material, de un libro diferente a la portada. Tras asegurarse de tener todo lo 鷗il del libro, Clinton volvi� con su familia. La p醙ina llena de runas y diagramas de magia arcana qued� oculta en el interior de su traje.

  —Pronto— dijo Clinton volviendo de sus recuerdos mientras revisaba las runas, que ya conoc韆 de memoria.

  El libro era de un mago de sombras, el dise駉 de la portada coincid韆 con los libros de la torre de Liev. Necesitaba un mago de sombras en la Torre por si era necesario un chivo expiatorio, Xavier era perfecto para el papel.

  La familia Van Ferra se hab韆 estancado debido a dos factores, la incompetencia de su padre y su baja calidad como mago. Para colmo, otro incompetente era el candidato original para heredar el liderazgo de la familia. En el mundo de los nobles el poder lo era todo, la magia y la riqueza eran poder, muchas familias de sangre noble desaparecieron tras caer en la miseria. Pero la magia era la cumbre del poder y la magia arcana era legendaria. El p醤ico que sembraron brujos como Van Vatnik, hombres que llevaron reinos enteros a la ruina con sus propias manos, fue tan grande que a鷑 a d韆 de hoy la realeza tiembla al escuchar sus nombres. Clinton estaba convencido de que 閘 triunfar韆 donde otros fallaron y de que lograr韆 el control absoluto sobre la magia arcana y el mundo.

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