Capítulo XII Crecimiento
M醩 de un mes hab韆 pasado desde que los nuevos magos llegaron a la torre de Liev. Empezaba el invierno, pero los j髒enes no se hab韆n dado cuenta de ello. Mientras fuera la nieve se acumulaba, el interior de la torre parec韆 estar desconectado del resto del mundo. El progreso de los j髒enes era bueno. Aunque no hab韆 talentos de la escala de los grandes maestros, la calidad superaba por mucho la media de los 鷏timos a駉s. Por fin las puertas de los dormitorios permanecer韆n abiertas y los estudiantes tendr韆n acceso a la biblioteca del primer piso de la torre.
—Enhorabuena a todos. Ya pod閕s salir de vuestros dormitorios y deambular libremente por el primer piso de la torre. La biblioteca est� a vuestra disposici髇. Si quer閕s ojear los manuales de las otras magias elementales, pod閕s hacerlo eso si ten閕s la energ韆 suficiente. Tambi閚 hay libros de historia de la magia; varios tomos muy interesantes sobre subramas de ciertos elementos, como magia de hielo, entre otros. Aprovechad la oportunidad —dijo Delf韓 iniciando la clase del d韆. Detr醩 de 閘 se encontraban los dem醩 maestros de la torre. Hab韆n venido a evaluar el desarrollo de los estudiantes.
—Durante la clase de hoy realizaremos pr醕ticas —anunci� el maestro Delf韓—. Llev醝s m醩 de un mes en la torre de Liev, as� que espero que cada uno de vosotros sea capaz de realizar la invocaci髇 b醩ica de vuestros respectivos elementos y mantenerla durante al menos cinco minutos, de tal forma que se exigir� a los magos de fuego que usen una bola de fuego; a los magos de agua, lanza de hielo; magos de viento, r醘aga de viento; magos de tierra, muro de piedra; magos de sombras, ilusi髇 solo en la cara. A aquellos que no consigan cumplir con los objetivos se les instalar� una piedra de drenaje m醙ico en su habitaci髇... No os sonar� como un gran castigo, pero aprender閕s que no es agradable. Buena suerte a todos.
Los chicos empezaron a concentrarse en sus respectivos hechizos, unos con m醩 dificultad que otros, pero al final todos lograron llamar la representaci髇 f韘ica de cada uno de sus elementos, bolas de fuego que se reduc韆n de tama駉 con cada segundo que pasaba; peque駉s muros de roca sal韆n del suelo colapsando poco a poco; r醘agas de viento circulaban alrededor de los magos de viento moviendo sus ropas y pelo, cada vez con menor fuerza; los magos de agua sosten韆n trozos de hielo que se derret韆n a pesar de sus esfuerzos. El problema consisti� en mantenerlos durante el tiempo solicitado. Los j髒enes magos sudaban de forma profusa. El ejercicio era dif韈il incluso para genios como Astrid, Clinton o Glover van Fuara, quien tras su error al mencionar a Van Vatnik se hab韆 esforzado al extremo y consigui� establecerse como uno de los magos brillantes de esa generaci髇.
Dorsia de Palet fue la primera en perder el control de su magia. Su muro de piedra se desmoron� frente a sus ojos mientras el mareo le hac韆 vomitar. Pocos segundos despu閟, Pirpi de Revlian perdi� el control y su bola de fuego se apag�.
Faltaban pocos segundos para que finalizara la prueba. Aleum estaba al l韒ite. Tras la segunda clase, en la cual el maestro Delf韓 intent� disuadirles de abandonar la torre, Aleum decidi� cambiar de estrategia. Se centr� 鷑ica y exclusivamente en la magia de trasformaci髇, dejando de lado la magia de ilusi髇. Al no practicarla mucho, su requerimiento de magia para mantener ilusiones era mucho m醩 alto de lo esperado. Aun as�, logr� aguantar y superar la prueba.
—Vaya, solo dos reprobados en el primer test, sin duda alguna, un grupo muy prometedor — admir� el maestro Robalt.
—Excelente desarrollo, Delf韓 —felicit� la maestra Amelia van Fursthe gui襻ndole el ojo. La maestra era muy coqueta con todos y a pesar de ser algo com鷑, ninguno de los maestros se acostumbraba y acababan sonrojados.
Unos minutos despu閟, los maestros sal韆n del teatro dejando a Delf韓 solo con sus estudiantes.
—Excelente desempe駉, j髒enes magos —felicit� Delf韓. — Se駉rita Dorsia, se駉r Pirpi. Una de estas ser� instalada en vuestras habitaciones —advirti� Delf韓 abriendo una caja que se encontraba sobre la mesa del maestro.
Los j髒enes se encontraban exhaustos por la prueba. La piedra m醙ica revelada por Delf韓 empez� a absorber toda la magia dentro del teatro. En solo unos segundos, Pirpi y Dorsia casi pierden el conocimiento, mientras Aleum empez� a vomitar, al igual que alg鷑 otro mago de la clase. Ya estaban agotados, la roca era el golpe de gracia. Delf韓 cerr� la caja a los pocos segundos, y utiliz� su magia de fuego para eliminar el vomito de sus estudiantes.
—El motivo por el cual hab閕s fallado en vuestra prueba es que no practic醝s lo suficiente, le閕s vuestras lecciones y no hac閕s nada m醩. Esto es una piedra m醙ica a la que llamamos Roca Sanguijuela, y os forzar� a usar vuestra energ韆 m醙ica. Claro, la que pondremos en vuestras habitaciones ser� m醩 d閎il, pero aun as� ser� poco placentera. Como hab閕s experimentado, su funci髇 es absorber la energ韆 m醙ica, y de ahora en adelante, para poder estudiar vuestras lecciones, tendr閕s que forzar m醩 vuestro consumo de energ韆 —explic� Delf韓.
Los j髒enes a鷑 sent韆n el malestar producido por la Roca Sanguijuela y la prueba, pero la clase del maestro Delf韓 a鷑 no daba indicios de terminar. A pesar del cansancio, la curiosidad les invadi� cuando un caballero entr� en el teatro y le cuchiche� algo al o韉o al maestro.
—Excelente, tr醝ganlos —autoriz� Delf韓 al caballero.
Delf韓 hab韆 anticipado la situaci髇 de agotamiento de sus estudiantes. No era una prueba sencilla. Aunque el rendimiento de los j髒enes fue bueno, no les quedaban fuerzas para nada que requiriera gasto de energ韆 m醙ica. Delf韓 decidi� darles una clase sobre las misiones de subyugaci髇, darles una muestra de los monstruos y riesgos que enfrentar韆n.
—Las rocas sanguijuelas tienen una gran utilidad. Muchos monstruos detectan la energ韆 m醙ica, les atrae. En una situaci髇 desesperada, en la que no puedes depender del poder de tu magia, lo m醩 efectivo es ser invisible. Suprimir tu energ韆 m醙ica puede ser agotador y, si pierdes la concentraci髇 y la liberas, una horda de monstruos puede atraparte. Una roca sanguijuela peque馻 ayuda a mantener la magia depletada y te ahorra el esfuerzo de estar concentrado todo el tiempo. Tiene un defecto obvio: no podr醩 usar magia.
Unos minutos despu閟, un grupo de caballeros volv韆 a entrar en el teatro. Los caballeros de la torre se consideraban de la 閘ite. Su fuerza f韘ica y agilidad duplicaba o triplicaba la de un humano normal gracias a sus armaduras encantadas. Un grupo de caballeros empujaba una jaula hacia el interior del teatro. La jaula estaba dividida en tres compartimentos; en el centro, en el m醩 peque駉, se encontraba una esfera negra del tama駉 de un pu駉, suspendida en el aire. De ella manaba un gas oscuro.
—Un n鷆leo de miasma —expres� Astrid sorprendida.
No era dif韈il percatarse de que hab韆 un n鷆leo de miasma. Los dos monstruos a su alrededor eran m醩 que evidencia de ello. Los dem醩 estudiantes ten韆n su mirada fija en ellos. Un esqueleto ocupaba una de las celdas, mientras que la segunda se encontraba habitada por una criatura que semejaba una peque馻 monta馻 de musgo gris, que cambiaba de forma constante.
—Estas son las dos formas de monstruos m醩 b醩icas que se encontrar醤 en una misi髇 de subyugaci髇. En el centro de la jaula pod閕s observar una recreaci髇 artificial de un n鷆leo de miasma. En realidad no es un n鷆leo de miasma; no es m醩 que una piedra con cierta capacidad de retener energ韆 m醙ica que varios magos de sombras hemos alterado con magia de trasformaci髇 durante a駉s. Solo los magos con una alta afinidad por las sombras pueden realizar cambios tan espec韋icos y duraderos. Adem醩, est� combinada con otros elementos que le permiten retener una m韓ima cantidad de miasma, capaz de mantener estables a estas criaturas por un tiempo —explic� Delf韓 mirando a Aleum y Xavier.
El maestro no quer韆 darles nuevas ilusiones, la magia de trasformaci髇 ten韆 sus limitaciones, hab韆 tomado a駉s de trabajo, materiales raros y caros, adem醩 de un grupo de magos de sombras de 閘ite para crear este n鷆leo artificial. Mientras caminaba hacia las jaulas, el maestro recordaba por qu� no era un mago titulado. Su afinidad de sombras era la m醩 alta del reino, sin embargo, su elemento era in鷗il, jam醩 le dar韆n un t韙ulo por su magia de sombras. Aunque su afinidad de fuego era alta, no era nada comparado con la maestra Emeral. Solo su conocimiento y habilidad para manipular la magia y su talento para ense馻r le permit韆n ser un maestro en la torre. Durante a駉s, varios maestros hab韆n inventado m鷏tiples artilugios, como las llamas flotantes de la torre. Los magos de la corte real creaban las armaduras encantadas, toda la torre estaba llena de artefactos que manten韆n su funcionamiento y se encargaban del control del ambiente de los habit醕ulos de los estudiantes, aislamiento del medio externo, etc. Delf韓 hab韆 sido el principal colaborador para inventar el n鷆leo de miasma artificial que ahora usaban, pero nada de eso era importante para ser un maestro titulado. Al llegar a su proximidad, el esqueleto extendi� su brazo, intentando alcanzar al maestro.
—Los esqueletos persiguen dos cosas, vibraciones y energ韆 m醙ica—. Delf韓 suprimi� su presencia y energ韆 m醙ica hasta el l韒ite m醲imo que pod韆. Se qued� est醫ico, sin hacer movimientos. El esqueleto baj� su mano a pesar de tener a Delf韓 en frente.
Delf韓 movi� una pierna muy lentamente, el esqueleto continuaba inactivo. Delf韓 movi� el pie de forma r醦ida y brusca, el esqueleto reaccion� de inmediato, volteando su calavera hacia la direcci髇 del pie. Al no haber nuevo movimiento, volvi� a su posici髇 original. Delf韓 liber� una gran cantidad de energ韆 m醙ica y el esqueleto se volvi� loco, se golpeaba contra la celda intentando alcanzarle.Unauthorized reproduction: this story has been taken without approval. Report sightings.
—Este es un mugrirer—. Delf韓 se acerc� al musgo gris. —Detectan los movimientos igual que los esqueletos y adem醩 detectan la respiraci髇 a cierta distancia. Aunque no lo parezcan, pueden ser muy peligrosos, al閖ense de los 醨boles. Estas criaturas son b醩icamente degeneraciones de los musgos de los 醨boles por los efectos del miasma—. Delf韓 se acerc� m醩 al mugrirer y del monstruo salieron cuatro tent醕ulos. Delf韓 cort� uno de los tent醕ulos con una espada corta y el ap閚dice amputado cay� al suelo, liberando una baba blanca que corro韆 el m醨mol suelo.
—Los tent醕ulos tienen una sustancia 醕ida que, adem醩 de quemar y penetrar la piel, es t髕ica para el cuerpo y hace que sus v韈timas pierdan la movilidad. Aunque el rango del mugrirer es muy limitado y su motilidad es baja, una vez eres atacado con 閤ito, caer醩 al suelo inm髒il y en pocos segundos cientos de ellos cubrir醤 tu cuerpo y derretir醤 hasta los huesos. Los mugrirer siempre se mueven en grupos —advirti� Delf韓.
—緾髆o los matamos? —pregunt� Xavier tras alzar la mano y recibir permiso del maestro.
—Al esqueleto, con trauma f韘ico, espadas, hachas. Un caballero, un guardia normal, puede destruir uno con facilidad. Romper huesos de brazos, piernas y mandibular volver� al esqueleto inofensivo. Todos los monstruos 玬orir醤� en unas horas tras destruir el n鷆leo de miasma —explic� el maestro haciendo una pausa.
—Un mago tambi閚 puede destruirlo, los magos de fuego necesitan temperaturas muy altas para calcinar el esqueleto. Puede ser muy cansado para un mago con una afinidad de menos del diez por cien, sobre todo si son varios esqueletos. Los magos de viento tienen a鷑 m醩 dificultades, pero pueden usar el viento para repelerlos. Los magos de agua pueden usar las lanzas de hielo para destruir los huesos. Por 鷏timo, los magos de tierra son los m醩 efectivos. Simplemente, invocas dos muros de piedra y aplastas a los esqueletos entre ellos hasta que sus huesos se vuelvan polvo. Una roca a gran velocidad funciona, pero contra una horda de esqueletos lo m醩 efectivo es el muro de piedra —dijo Delf韓 movi閚dose hacia el mugrirer.
—Este peque駉 bicho es incluso m醩 f醕il de matar. Cualquier hechizo de fuego o lanzas de hielo funcionan, y los magos de viento pueden estrellarlos contra 醨boles o paredes. Los magos de tierra pueden usar los mismos ataques que contra el esqueleto —continu� Delf韓 alej醤dose de los monstruos y coloc醤dose frente a los estudiantes.
—Hoy practicar醤 c髆o evitar o defenderse de estos monstruos —. Era el momento perfecto. Al tener la energ韆 m醙ica tan baja por el test y la roca sanguijuela, les ser韆 f醕il a los estudiantes suprimirla. Podr韆n usar esa experiencia como gu韆 para suprimir su magia en el futuro. —Vuestro ejercicio ser� simple. Os acercar閕s al esqueleto, reducir閕s la expresi髇 de vuestra energ韆 m醙ica tanto como sea posible y cuando el esqueleto deje de reaccionar a vosotros durante al menos dos minutos, complet醝s el ejercicio. Ten閕s diez minutos por persona, usad esto como un ejemplo, estos monstruos no est醤 completamente activos dada la escasa cantidad de miasma del n鷆leo artificial. Tened esto en cuenta si entr醝s en misiones de subyugaci髇 —explic� Delf韓, dejando paso a los j髒enes.
Naturalmente, los genios como Astrid o Glover lograron controlar su magia relativamente r醦ido. Tras ellos, algunos m醩 lograron pasar el ejercicio.
獷sto es m醩 dif韈il de lo que pensaba�, dijo Xavier para s� mismo. Siempre intentaba mantener su energ韆 m醙ica al m醲imo posible, su 鷑ica opci髇 en la vida era encontrar alguna manera de utilizar su escasa afinidad por el elemento de fuego de forma 鷗il. Nunca pens� en suprimir su energ韆.
Mientras Xavier hac韆 el intento de reducir su presencia m醙ica, otros como Astrid, Glover, etc. intentaban controlar sus movimientos y respiraci髇 con el mugrirer. Ninguno de ellos logr� pasar la prueba, excepto Clinton. Sus movimientos eran muy lentos y suaves, su respiraci髇 era superficial. Para el momento en el que sus diez minutos de ejercicio hab韆n pasado, la cara de Clinton estaba a unos cent韒etros del mugrirer. Esto era peligroso, pero el maestro Delf韓 manten韆 vigilancia en todo momento. Solo un movimiento de su mano y las llamas envolver韆n a la criatura hasta reducirla a polvo.
—Basta, se駉r Clinton, retroceda muy lentamente —orden� Delf韓. —Le recuerdo que el mugrirer es un monstruo peligroso—
Clinton cumpli� las instrucciones de su profesor y se retir� muy despacio. La mayor韆 fall� el examen con el esqueleto, el resto fall� el test con el mugrirer. Suprimir su magia cuando la hab韆n estado ejercitando todos los d韆s result� m醩 dif韈il de lo esperado.
Por ese d韆 las clases hab韆n terminado y los estudiantes se juntaron en el comedor para la comida. La situaci髇 se hab韆 vuelto a鷑 m醩 tediosa, la falta de variaci髇 irritaba a los nobles.
—Otra vez esta cosa, todos los d韆s lo mismo, pan duro, este picadillo de carne... Sabr醤 en el cielo qu� es esto. Creo que hasta la calidad del agua ha estado bajando —se quej� Astrid por en閟ima vez. Su rostro se ve韆 m醩 delgado.
Mientras tanto, en la mesa m醩 alejada al fondo del comedor los dos magos de sombra disfrutaban sus comidas.
—縃as subido de peso? —pregunt� Xavier a Aleum.
—S�, la ropa est� empezando a apretarme un poco —contest� Aleum—. Tendr� que ponerme a dieta. —Los dos estallaron en risas.
Los dem醩 magos del comedor se ve韆n irritados por sus carcajadas, pero los j髒enes magos de sombras los ignoraron. Desde la clase del maestro Delf韓 sobre la inutilidad de los magos de sombras, los dem醩 magos los ignoraban o directamente los repudiaban, se hab韆n convertido en parias absolutos.
Tras concluir la comida, todos los j髒enes tuvieron la misma idea, explorar la torre. Uno de los lugares m醩 visitados de inmediato fue la biblioteca. Todos los manuales estaban a su disposici髇 y muchos estudiantes decidieron aprovecharlos para saciar su curiosidad. La biblioteca era enorme. Estante tras estante se extend韆 en un laberinto de tomos y p醙inas. Desde libros de magia a literatura o incluso cuentos cl醩icos y novelas. Las mesas, sillas y sof醩 eran m醩 c髆odos que los de las viviendas, todo a fin de facilitar el estudio. Un par de caballeros con armadura ligera hac韆n de libreros; su presencia les recordaba a todos que era una academia. Los primeros d韆s, la biblioteca estaba llena, era una de las pocas formas de entretenimiento en la torre. Estaba abierta desde la ma馻na hasta la media tarde. Solo se pod韆 extraer un libro a la vez para llevarlo a los dormitorios. Da馻r los manuales o libros era una ofensa cuyas consecuencias nadie quer韆 afrontar. Tras unas semanas la novedad pas�, al mes solo algunos estudiantes permanec韆n en la biblioteca, entre ellos Xavier, Astrid, Clinton, Maurius y Glover.
獷ste tampoco�, pens� Clinton volviendo a colocar otro libro en su lugar. Hab韆 revisado todos los manuales de magia de sombras y libros relacionados de la biblioteca, pero no consegu韆 el manual que deseaba. La segunda parte del hechizo de magia arcana que estaba buscando deber韆 estar en alg鷑 lado de la torre. Solo le faltaban dos por revisar. Los dos manuales en manos de los magos de sombras, Xavier y Aleum.
Revisar el manual de Xavier fue f醕il, Clinton simplemente se sent� cerca de 閘 en la biblioteca y, luego de unos minutos, le habl�:
—Xavier, 縫uedo tomar tu libro prestado un segundo? No quiero ir al final de la biblioteca para revisar solo una p醙ina —solicit� Clinton. La excusa era perfecta. Los manuales de magia de sombras estaban al fondo de la estanter韆.
—S�, claro —dijo Xavier pasando el libro al inexpresivo Clinton. Ya se hab韆 acostumbrado a la m醩cara humana. Por lo general, Clinton solo lo ignoraba, no era tan incisivo y directo como otros nobles o como Astrid, que directamente le menospreciaba a la m韓ima oportunidad que se presentaba. Aunque la actitud fr韆 de su benefactor le resultaba poco agradable, no le guardaba resentimiento por esto, despu閟 de todo, gracias a 閘 hab韆 conseguido sus ropas actuales y hab韆 tomado la decisi髇 de acudir a la torre. Aunque no eran amigos y nunca lo ser韆n, se sent韆 en deuda con 閘. Maurius era un caso particular, era m醩 agradable y abierto, trataba a los magos de sombras como personas, pero manten韆 cierta distancia.
Fue sencillo para Clinton descartar el libro. Con un simple movimiento de su dedo, toc� la parte interna de la cubierta posterior del manual. Nada. El libro correcto dar韆 la sensaci髇 de un borde en la parte interna, al estar ocupado por la hoja secreta. Minutos despu閟, Clinton regresaba el libro a Xavier. El libro de Aleum ser韆 m醩 dif韈il, pero no imposible. Aleum se volv韆 cada vez m醩 irresponsable, era obvio que la estrategia del maestro Delf韓 hab韆 funcionado, pon韆 muy poco inter閟 en las clases y pasaba casi todo el d韆 durmiendo. Clinton solo necesitaba una oportunidad y la consigui�.
Un d韆, tras salir de clase, el pasillo estaba desierto. Esto no era tan com鷑, sol韆 existir mucho movimiento, aunque las cosas se calmaron cuando la biblioteca dej� de ser interesante y los j髒enes buscaron otras formas de entretenerse. La proximidad en la academia hab韆 dado lugar a la formaci髇 de parejas. Por desgracia, la baja fertilidad de los magos evitaba embarazos, sobre todo los primeros a駉s, en los que su magia no era del todo estable. Clinton hab韆 pasado varios d韆s pretendiendo leer su manual mientras caminaba lentamente por los pasillos, viajaba varias veces al d韆 entre los dormitorios y la biblioteca, esperando el momento oportuno, hasta que un d韆 Aleum sali� de su habitaci髇 y caminaba por el pasillo cuando fue abordado por Clinton.
—Se駉r Aleum, 縨e permite unos segundos?
—縌u� desea un gran noble mago de fuego de un humilde servidor? —respondi� Aleum casi en tono de burla.
—Una oferta de negocios —ofreci� Clinton sin verse afectado en lo m醩 m韓imo por la provocaci髇 y sacando una moneda de plata de su bolsillo. —縇e interesa?—
—Depende de la propuesta —respondi� Aleum.
—Resulta que estoy estudiando la magia de ilusi髇 al detalle, pero el horario de la biblioteca me limita. Me gustar韆 rentar su libro de magia de sombras por unos d韆s.
—Trato hecho —acept� Aleum sin pensarlo y, agarrando la moneda, se dio la vuelta y volvi� a su habitaci髇, regresando con el manual poco despu閟.
—No lo da馿s —advirti� Aleum.
—Lo regresar� en perfectas condiciones. Solo espero que nuestra transacci髇 quede en absoluto secreto. No s� si esto se considera alg鷑 tipo de ilegalidad en la torre, es mejor ser discretos —recomend� Clinton.
—Por supuesto, el secreto queda entre nosotros. Si necesitas algo m醩 h醶melo saber, ver� en qu� puedo ayudar... Por un precio justo, claro est� —aclar� Aleum.
—Sin duda —contest� Clinton a la oferta, sonriendo y d醤dose la vuelta.
Aleum estaba teniendo un buen d韆. Una moneda de plata eran varios meses de sueldo para un campesino como 閘. Pod韆 guardar esa moneda para cuando saliera de la torre en dos a駉s. No lo hab韆 pensado antes, pero a lo mejor podr韆 encontrar una forma de hacer dinero en la torre de Liev antes de salir de all�. Aunque la cantidad de monedas dentro de la torre era limitada y estaban todas en manos de los nobles y magos de verdad, realmente nadie ten韆 uso para ellas. Podr韆 idear alg鷑 negocio para prestar sus servicios a los nobles. Lavar sus ropas, por ejemplo, o algo as�. Volvi� a su habitaci髇 a pensar en sus posibilidades de negocio.
—Esta es mi oportunidad —. Aleum so馻ba con salir de la torre de Liev con una peque馻 fortuna y se felicit� a s� mismo por su genial idea de acudir a la academia mientras jugaba con su reci閚 adquirida moneda de plata.